México tiene por lo menos 63 variedades de maíz nativo, es quizá una de las mayores reservas del grano conservadas desde hace miles de años. Es el alimento principal de la dieta mexicana, pero su importancia trasciende al ámbito cultural y de la cosmovisión ancestral de este país.
El asunto se ha dirimido en el marco del T-MEC, de manera binacional. Para el gobierno de Estados Unidos, México no ha demostrado científicamente que el maíz transgénico dañe la salud de las personas, lo cual ha sido aceptado por el panel y pronto dará su veredicto.
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Ahora podría verse obligado a comprarle a EU maíz genéticamente modificado para elaborar masa y tortillas, por ejemplo. Organizaciones y activistas afirman que la mayor afectación es a la salud y al medio ambiente, incluso se advierte de un posible ecocidio.
Es por eso que el panel de revisión del tratado contendrá la disputa entre México y Estados Unidos estará por resolverse en contra de nuestro país, pero el tema no terminaría ahí. Hay otras vías internacionales para impedir su importación y el Congreso mexicano está por discutir la prohibición constitucional. Sin embargo, se acercan la revisión del T-MEC y la llegada de Donald Trump a la presidencia, lo que complicará todo.
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Incluso hace días, el Secretario de Economía, Marcelo Ebrard, adelantó que el panel conformado para resolver la controversia comercial fallará en favor de Estados Unidos. Es decir, México podría verse obligado a permitir que ese país venda maíz genéticamente modificado para elaborar masa y tortillas.
La mayor preocupación va sobre que, según expertos, no habría manera de que los productores nacionales compitieran con las grandes compañías trasnacionales que producen este tipo de grano en enormes cantidades con la tecnología que poseen y, además, con los subsidios que el gobierno estadounidense les facilita, señala el académico.
Por otro lado, las afectaciones que la introducción de maíz transgénico podría tener sobre las formas de organización del trabajo y la estructura social de gran parte del México rural.
Sin embargo, México podría acudir a la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), incluso a la Corte Internacional de Justicia en La Haya, “argumentando un ecocidio, que puede trascender en genocidio. Pero eso va a depender mucho de la voluntad del Gobierno mexicano y que tenga gente preparada que haga los estudios, muy objetivos para demostrarlo”, dice Armando Pineda Osnaya.
Pese a ello, algunos datos del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés) revelan que en los primeros nueve meses de 2024 las compras de maíz de México a ese país ascendieron a 4 mil 252 millones de dólares, un récord para un mismo periodo desde que existen registros, y que se encamina a romper la marca histórica de 5 mil 386 millones de dólares reportados en todo 2023.
La disputa del maíz con el TMEC
En diciembre de 2020, el presidente Andrés Manuel López Obrador publicó un decreto donde se ordena la revocación de permisos para sembrar maíz genéticamente modificado y se dejan de otorgar autorizaciones. Vicente Fox lo había permitido en algunas regiones del país.
Un segundo decreto, publicado también en el Diario Oficial de la Federación (DOF) pero en febrero de 2023, prohíbe a todos los organismos del Gobierno federal “adquirir, utilizar, distribuir, promover e importar maíz genéticamente modificado, así como glifosato o agroquímicos”.
Un mes después, en marzo de 2023, la Oficina del Representante Comercial de los Estados Unidos (USTR) solicitó formalmente a la Secretaría de Economía (SE) iniciar consultas técnicas sobre el impedimento para exportar maíz a México.
En su administración, Biden aseguró que la prohibición planeada por México sobre las importaciones de maíz transgénico para su uso en masa y tortillas para consumo humano no tiene base científica y viola los compromisos del TMEC.
Las consultas son la primera fase del mecanismo de solución de controversias acordado en el TMEC. El artículo 31.4 del Capítulo 31 indica que cualquier parte puede solicitarlas.
En esos encuentros México no cedió a la presión para importar maíz para consumo humano, lo permite para alimento de animales. Por lo tanto, el Gobierno estadounidense escaló la controversia comercial al panel en agosto de 2023.