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La evolución y rol de la mujer en la cocina moderna: Del deber al diseño funcional

Una cocina bien diseñada contempla equilibrio entre funcionalidad, estética y personalización; así es como se ha transformado

A lo largo de la historia, la cocina ha sido un espacio central en el hogar, ligado tradicionalmente a la figura de la mujer. Sin embargo, su evolución ha sido testigo de cómo este lugar ha pasado de ser un sitio de trabajo doméstico obligatorio a un espacio de creatividad, diseño y convivencia. La transformación del diseño de cocinas no solo ha buscado optimizar la funcionalidad del espacio, también ha reflejado cambios sociales fundamentales sobre el rol de la mujer en la sociedad.

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Durante siglos, la cocina fue un espacio rudimentario donde la mujer desempeñaba tareas esenciales para la supervivencia familiar, pero con la industrialización y el crecimiento de las ciudades, surgió la necesidad de diseñar cocinas más eficientes. Una de las primeras propuestas para mejorar la funcionalidad de la cocina fue la “cocina modelo” de Catharine Beecher en 1843, la cual introdujo un diseño sistemático basado en principios de ergonomía primitiva.

En la misma línea, Christine Frederick aplicó en 1913 los principios tayloristas de eficiencia a la organización de la cocina, los cuales provienen de la teoría de administración científica de Frederick Taylor, generando estudios de tiempo y movimiento para optimizar las tareas domésticas. Estos avances marcaron el inicio de una planificación más científica y estructurada del espacio de cocina.

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La revolución de la cocina Frankfurt

Uno de los hitos más relevantes en la evolución del diseño de cocinas fue la creación de la Cocina Frankfurt, diseñada por Margarete Schütte-Lihotzky en 1926. Este innovador concepto de cocina equipada buscaba optimizar la funcionalidad del espacio con dimensiones compactas (1,9 por 3,4 metros) e integrar estándares de eficiencia y ergonomía. La propuesta se implementó en más de 10 mil viviendas sociales en Frankfurt durante los años 30, sentando las bases de la cocina moderna.

Este modelo introdujo una división clara de funciones dentro de la cocina y marcó un cambio importante: el diseño ya no se basaba únicamente en la tradición, sino en estudios sobre las necesidades y movimientos de los usuarios. Esto demostró que la cocina no solo era un espacio de trabajo doméstico, sino también un área que debía diseñarse de forma inteligente.

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El triángulo de trabajo en la funcionalidad

La estandarización de la cocina continuó en el siglo XX con el concepto del triángulo de trabajo, formalizado por la Universidad de Illinois en 1944. Este principio estableció que las tres funciones principales en una cocina (almacenamiento, preparación y cocción) debían estar dispuestas de manera eficiente para minimizar desplazamientos innecesarios y maximizar la comodidad del usuario.

La diseñadora de interiores y de proyectos Antalia, Alba Santillán Ruíz refuerza esta idea al explicar: “Es muy importante que haya una especie de triángulo entre la nevera, la zona de agua y la de cocción. Esto permite que la cocina sea funcional y ergonómica”. Este principio sigue vigente en el diseño contemporáneo, adaptándose a los distintos espacios y estilos de vida.

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Más allá del rol de género, un centro de convivencia

Otro factor clave en la transformación de las cocinas es el cambio en los roles de género. Con la incorporación de las mujeres al ámbito laboral y la creciente equidad en las tareas del hogar, la cocina ha dejado de ser un espacio exclusivo para ellas. En las últimas décadas, la cocina ha dejado de ser solo un lugar de trabajo para convertirse en un espacio donde se dividen las tareas primarias, no importa qué género tengas, vas a entrar y tienes que convivir con este espacio por pura necesidad o el placer de crear.

Asimismo, la pandemia también desempeñó un papel clave en esta transformación, ya que fomentó una vida más hogareña y revalorizó la importancia de contar con cocinas más grandes y funcionales. Como lo menciona Santillán Ruíz: “El COVID ha cambiado un poco la tendencia. No sé si no salir tanto, pero sí hacer una vida más hogareña. Y entonces, sí que las cocinas cada vez son más grandes”. Aunque esto también depende de la vivienda y espacio que se tenga disponible para diseñar este espacio.

Uno de los cambios más visibles en las cocinas modernas es la búsqueda de mayor limpieza y orden. “Cada vez se quieren cocinas más limpias, con menos recovecos, con menos tiradores”, explica Santillán. Esto responde a un estilo de vida más acelerado, en el que las personas buscan optimizar el tiempo en el hogar. Además, la tendencia de los colores tenues siguen dominando el mercado, aunque empiezan a aparecer tonos como el azul aguamarina como alternativas frescas.

Respecto a la importancia de la cocina: “Es donde se ha hecho toda la vida. Al final, la gastronomía española, pues, te puedes imaginar…”. Desde la infancia, la cocina es un espacio de interacción constante. Alba recuerda cómo solía hacer su tarea allí mientras sus padres cocinaban, un hábito común en muchas familias españolas. “Es un sitio donde se está mucho y se habla mucho, en navidades, en las fiestas y demás. Se pasa mucho tiempo realmente en la cocina. Es un tema cultural”, señala. Esta conexión profunda con el espacio convierte a la cocina en el verdadero punto neurálgico de la vivienda.

Tendencias actuales 

En la actualidad, el diseño de cocinas sigue evolucionando con influencias mediáticas y tendencias estéticas. Santillán Ruíz menciona que los programas de televisión han tenido un impacto significativo en la percepción del diseño: “Ha hecho mucho daño, entre comillas, todos estos programas de interiorismo americano. Y entonces todo el mundo te dice, quiero eso, lo que veo en los programas”. Factores entre los cuales destacan:

Colores cálidos y tierra, con la aparición de tonos crema.

Minimalismo funcional, con diseños más limpios y sin tiradores.

Integración de tecnología, con electrodomésticos inteligentes y cocinas modulares.

Como se ha mencionado, la cocina ha dejado de ser un espacio meramente funcional para convertirse en el corazón del hogar. Alba Santillán Ruiz, especialista en diseño de cocinas, destaca cómo esta transformación responde a cambios en la vida cotidiana y en la percepción de la vivienda. “El espacio manda”, y adaptar cada cocina a las necesidades del usuario es lo que realmente hace la diferencia en un buen diseño, comenta. 

El impacto de la tecnología también es innegable. La llegada de electrodomésticos más sofisticados y estéticamente integrados ha cambiado la forma en que se diseña una cocina. “Antes, los electrodomésticos solo se elegían por funcionalidad; ahora, también deben ser visualmente atractivos. Hay campanas extractoras que parecen esculturas”, menciona.

En comparación con otros países europeos, especialmente Italia, España ofrece una propuesta más accesible sin perder la calidad del diseño. “Si nos comparamos con los italianos, somos mucho más económicos. Entonces, tenemos un poco el punto del diseño europeo, pero a un precio más asequible”, explica Santillán. Esta ventaja ha posicionado al diseño español como una referencia en mercados internacionales, donde la estética y la eficiencia son clave.

Otro elemento esencial en las cocinas españolas es el vino. Su presencia en el hogar ha llevado a la integración de pequeños espacios dedicados a su conservación. “Cada vez más se ponen vinotecas dentro de las cocinas, aunque sea para 4 o 5 botellitas, pero tenerla es muy habitual”, comenta Santillán. Aunque este fenómeno no es exclusivo de España, sí está profundamente arraigado en su cultura, la tendencia de incluir vinotecas dentro de las cocinas se ha extendido con rapidez. ” En el resto de Europa también es algo muy habitual”, agrega.

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Qué se espera de las cocinas del futuro

Históricamente, la cocina era vista como un espacio exclusivamente femenino y de trabajo doméstico. Con el tiempo, el diseño y la funcionalidad de la cocina evolucionaron, permitiendo que este espacio dejara de ser una obligación para convertirse en un punto de creatividad y convivencia. De igual forma, esto ha permitido una mayor diversidad en las propuestas, al visivilizar el papel de la mujer en la arquitectura y el diseño de interiores, consolidando su lugar en esta industria.

Hoy en día, el diseño de cocinas se ha alejado de la rigidez industrial para priorizar la personalización y la adaptabilidad, como señala Alba Santillán. Cada cocina responde a las necesidades específicas del usuario, reflejando no solo su funcionalidad, también su identidad y estilo de vida.

El panorama es amplio en cuanto a la innovación, con la llegada de la domótica y la inteligencia artificial, se espera que las cocinas sean cada vez más inteligentes. Desde electrodomésticos conectados hasta superficies interactivas, la tecnología facilitará tareas y mejorará la eficiencia. Por supuesto, seguirá evolucionando hacia un espacio de encuentro. Se integrará aún más con otras áreas de la casa, permitiendo que sea un lugar donde se cocine, se trabaje, se socialice y se disfrute.

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