Una de las bebidas más pedidas (ya sea antes, durante o después del postrecito), sin duda es el capuchino. Esa bebida capaz de lograr el balance perfecto entre cualquier acompañamiento dulce.
Y a propósito de que cada 8 de noviembre se celebra su día, te contamos un poco de su historia, datos curiosos y una receta fácil para prepararlo desde casa.
Esta bebida tiene sus raíces en Europa de los siglos XVI y XVII, aunque no en su forma moderna. Su nombre proviene de los monjes capuchinos de Italia, una orden católica que usaba túnicas de un marrón oscuro con capucha (en italiano, cappuccio significa capucha). La bebida recibió este nombre por el color y la apariencia espumosa, que se asemejaba a las túnicas de los monjes.
La versión moderna, se desarrolló a principios del siglo XX en Italia, cuando las máquinas de espresso se hicieron populares. Inicialmente, era una bebida que se servía casi exclusivamente en cafeterías italianas, pero después de la Segunda Guerra Mundial, se extendió por toda Europa y, finalmente, al resto del mundo.
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Algunos datos curiosos del capuchino
No siempre tuvo espuma: Aunque hoy ya es algo característico, las primeras versiones de capuchino no incluían leche espumada. En Viena, por ejemplo, el Kapuziner (su antecesor) era café negro con un poco de crema para aligerar el color.
Diferencias regionales: En Italia, el capuchino se toma típicamente solo en el desayuno, a menudo acompañado de un cornetto (un tipo de croissant). Es raro que los italianos beban capuchino después de las 11:00 am (por eso lo toman como una ofensa cuando lo piden en los restaurantes, posiblemente ya habrás visto algún TikTok al respecto).
No siempre fue tan artístico: El latte art, esas figuras y dibujos que los baristas crean con la espuma del capuchino, es un fenómeno reciente. Surgió en los años 80 y 90 en Estados Unidos y Japón, como una forma de arte en las cafeterías.
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Receta de capuchino clásico
Ingredientes:
- 1 espresso (aproximadamente 30 ml)
- 120 ml de leche
- Azúcar (opcional, al gusto)
Instrucciones:
- Usa una máquina de espresso o una cafetera para obtener un espresso fuerte y concentrado.
- Calienta la leche sin dejar que hierva (aproximadamente a 60-65 °C). Luego, usa una varilla de vapor o un espumador de leche para crear una espuma densa y suave.
- Inclina un poco la taza y vierte la leche espumada sobre el espresso, permitiendo que la espuma quede en la parte superior.
- Puedes espolvorear un poco de cacao en polvo o canela sobre la espuma como toque final.
- El equilibrio perfecto entre el café, la leche y la espuma hace del capuchino una de las bebidas de café más queridas en el mundo. ¡Disfrútalo!
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