Fabiola Caballero | El Sol de Tlaxcala
Las ollas de barro, ideales para los frijoles o el atolito, se han utilizado desde tiempos prehispánicos, la cuales, con el paso del tiempo y la modernidad, han perdido presencia en las cocinas mexicanas.
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Sin embargo, en zonas rurales su uso todavía es indispensable para la elaboración de diversos alimentos, secos o caldosos. Su versatilidad, le da puntos extras frente a las cacerolas convencionales. Además, el barro logra darle un sabor especial a la comida.
DESVENTAJAS
Es importante mencionar que el barro en sí, no es peligroso, pero el esmalte que poseen aún algunas ollas comercializadas en el mercado puede ser tóxico para nuestra salud, por su alto contenido en plomo.
Por ello, debes asegurarte de comprar recipientes libres de esta sustancia toxica. De hecho, en México ya hay normas que regulan la cantidad permitida de plomo; mientras que el Fondo Nacional para el Fomento de las Artesanías ha exhortado a los artesanos a utilizar otras alternativas de esmalte.
Otra de sus desventajas es que este tipo de material suele ser muy frágil, por lo que se recomienda lavar con cuidado y guardarlas en un lugar seguro.
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VENTAJAS
Al cocinar con ollas de barro estás conservando tradiciones ancestrales y a la vez, estas apoyando la subsistencia de las artesanías mexicanas.
Por otra parte, los utensilios de barro se distinguen por ser versátiles, pues funcionan tanto para alimentos secos como caldosos. También mantienen perfectamente el calor, y de hecho aunque los alimentos no hayan alcanzado su cocción en el fuego, su porosidad permite el punto exacto de los alimentos.
Finalmente, debes saber que por su resistencia a altas temperaturas, pueden usarse para cocinar en horno, microondas o en un fogón de leña durante horas.
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