Maribel Sánchez / Diario de Xalapa
Ante la recomendación de hacer cambios desde lo individual y colectivo para enfrentar la catástrofe climática, la antropóloga social Shantal Meseguer Galván asegura que con esfuerzo y metas claras sí es posible transitar al “buen vivir”, con acciones colaborativas y amigables con el medio ambiente.
Shantal Meseguer es cofundadora del Bosque Comestible Colaborativo Tetlanman Chantico, espacio ubicado en Coatepec y que ha funcionado durante ocho años como “la casa de la diosa del fogón, la cocina y el alimento; la casa de todos”.
El proyecto iniciado con su compañero de vida no ha estado exento de pruebas y el proceso de aprendizaje continúa, sin embargo, afirma, hay resultados, como los cultivos orgánicos y consumo de alimentos saludables.
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¿Qué se hace en Bosque Comestible Colaborativo Tetlanman Chantico?
Además, explica que desde Chantico promueven la economía solidaria y el comercio justo, la soberanía alimentaria, las prácticas del buen vivir y la permacultura.
En ocho años, además de sembrar y descubrir las bondades de la tierra, comparte que han trabajado en la captación de agua de lluvia y en estrechar lazos con vecinos y una comunidad con intereses similares.
En el lugar conocido como “la Olla”, muy cerca de la reserva Área Natural Protegida Archipiélago de Bosques y Selvas de la región capital, el Bosque Comestible está en una etapa educativa.
La antropóloga detalla que ya hay visitas guiadas e incluso personas de Italia se han interesado en la iniciativa y están próximas a viajar a México para conocerla y hacer prácticas colaborativas, sin embargo, uno de sus mayores intereses es que estudiantes de distintos niveles educativos conozcan esta forma de vida.
Menciona que niñas y niños de un preescolar los visitan una vez al mes para hacer prácticas y estudiantes universitarios también son frecuentes, no solo de Xalapa, sino también de otras entidades como Oaxaca y Chiapas.
“Ya estamos pensando en que hagan prácticas personas adultas mayores, personas con discapacidad y jóvenes en rehabilitación de drogas o con trastornos de ansiedad o estrés”, dice la académica de la Universidad Veracruzana.
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El recuento
Al hacer un breve recuento del área que habita, detalla que lo iniciaron dos familias, ella y su compañero, y Valentín y Rosi, quienes aportaron mano de obra de albañilería y otros saberes.
“En casa ya estábamos trabajando en captación de agua de lluvia y baño seco, pero un día nos sentamos a hablar de las distintas crisis y cómo íbamos a hacerle para enfrentarlas. No se trataba solo de quién tenía dinero, si es que alguien lo tenía, sino de centrarnos en el esfuerzo y la energía en el bosque”.
Relata que Valentín viene de una familia de campesinos y ahora albañiles, y aceptó entrar al proyecto: “Hicimos tratos mínimos, como que todo lo que se cultivara y vendiera era para pagar su trabajo y el de Rosi”.
Aunque aún no saben cómo harán con el tema legal con respecto a la propiedad, apunta que no hay problema pues han transitado a un cambio en la manera en la cual conciben el mundo y su mirada es totalmente colaborativa, reforzada en los tiempos de pandemia.
Shantal Meseguer detalla que en intercambio de conocimientos con personas de la región y lectura del terreno a cargo del arquitecto Horacio Albalat, quien explicó cuáles eran las zonas de más calor, de más aire y cómo estaban la vegetación y los escurrimientos, hoy en Chantico hay un huerto, un gallinero y un pequeño establo con cabras.
En tiempo de pandemia pidieron préstamos para generar fuentes de empleo y hoy celebran que haya habido lo suficiente para todos, incluso para la construcción de una biopiscina, pues “no solo se trata de captar agua de lluvia sino de mantenerla limpia”.
Aunque acepta que no todas las personas tienen para hacerse de un terreno, la académica y promotora de la agroecología exhorta a utilizar los distintos espacios, a buscar la forma de iniciar y vincularse con quienes ya están en este proceso.
Actualmente, en Chantico hay distintos tipos de acelgas, lechugas, así como rábanos, ejotes, betabeles, cebollines, cebolletas, picantes, distintas variedades de plátanos, berenjenas, chícharos y maíz, pero hay trabajo y mucha prueba, error y resiliencia, declara.
Además, de la leche de cabra producen quesos crema, maduros, semimaduros, frescos-panela, entre otros que expenden en tianguis agroecológicos.
Las personas interesadas en agendar una visita pueden hacerlo mediante llamada al 22 81 14 86 69. Hasta el momento no hay costo de entrada.