Por Héctor Moreno
Aunque cada vez son menos frecuentes, las bodas regionales se niegan a desaparecer en Yucatán.
Para mediados del siglo pasado y hasta los años 70, eran comunes las bodas tradicionales de esta entidad, la mujer acudía a las nupcias con hermoso y colorido hipil o terno de gala acompañado por varios collares, aretes y peinados adornados con flores, vestimenta rematada con un reboso.
El novio se presentaba con una filipina blanca o guayabera, pantalón blanco y en lugar de zapatos utilizaban alpargatas, su vestimenta era rematada con un paliacate rojo colgado de un bolsillo y el tradicional sombrero tejido.
Y qué decir de la comida, frijol con puerco, papadzules, chayitas, salbutes, longaniza de Valladolid, pan de cazón, por chuc, frijol colado, entre muchos otros.
En cuanto a las bebidas predominan el agua de chaya, de horchata o tamarindo y no puede faltar, por supuesto, la mesa de dulces tradicionales, como el ciricote, el dulce de nanche, de guayaba, zunchos, miel melipona, mazapán de pepita, merengue palanqueta de cacahuate y caballero pobre.
Sin embargo, con el paso del tiempo esta tradición, considerada como parte de los usos y costumbres de Yucatán, tiende a desaparecer.
Para Sandra Esquivel Arcila, propietaria de “Caovi”, una empresa dedicada a organizar banquetes desde hace más de 25 años, las tendencias y modas han superado los eventos tradicionales.
“Incluso debido a las películas, la mayoría de los eventos son temáticos y por tanto son muy pocas las bodas en las que se solicitan sean con costumbres regionales”, dice.
Por su parte, Omar Gómez Herrera, dedicado al giro de banquetes, comenta que las bodas se han modernizado en todos los sentidos, reconoce que las bodas regionales como se celebraban en antaño, cada vez son menos. “Son eventos muy bonitos, de mucha comida, muy coloridos, pero en la actualidad se ha perdido la cultura de hacer estas fiestas”, les gusta más la modernidad y han dejado atrás lo nuestro, remarcó.
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Para Enny Lizama González, decoradora de eventos sociales, ocurre algo verdaderamente triste, “De alguna manera el yucateco promedio ha perdido de vista lo hermoso que es todo lo que tenemos, me parece muy triste que venga gente de Europa, de Canadá o de Estados Unidos y hagan bodas de destino en Yucatán y muchos de ellos se visten con su terno y filipinas en cambio de yucateco no lo está aprovechando”.
La diseñadora considera que lamentablemente se están perdiendo estas tradiciones y “en lugar de aferrarnos a ellas estamos copiando las costumbres de otros lugares en lugar de que explotemos lo maravilloso de nuestro Yucatán”.
Las bodas regionales han perdido terreno ante influencias extranjeras, modas, películas y la modalidad streaming. Eventos sociales quizá más económicos pero poco, muy poco solicitados.