Por Mary Carmen M. Ávila
Si de consentir al paladar se trata, cuando llega la temporada de Día de Muertos, los mexicanos solo pueden pensar en una cosa: las ricas hojaldras, ese tradicional pan de temporada que nunca puede faltar en las ofrendas; es uno de los componentes más importantes de los altares dedicados a los Fieles Difuntos, pero, ¿sabías que solo en Puebla y algunos estados del país se le llama así? a diferencia de otros, donde se le conoce como pan de muerto. En esta nota te lo explicamos.
La llegada del mes de noviembre anuncia una de temporadas favoritas de los mexicanos, una tradición que representa el retorno, por un breve periodo, de aquellos seres queridos fallecidos a la tierra de los familiares, una fecha que, a su vez, también coincide con el fin del ciclo anual del maíz, cultivo que predomina en México.
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La historia del pan de muerto tiene su origen en la época de la Conquista, según la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, cuando los españoles, espantados por los sacrificios humanos en ceremonias religiosas por la población indígena, elaboraron un pan de trigo bañado en azúcar pintada de rojo, el cual simbolizaba un corazón y la sangre del sacrificado. De esta manera, el pan de muerto, se ha convertido en una pieza fundamental dentro de las ofrendas de esta celebración.
El origen del término ‘Hojaldra’ para llamar al ‘pan de muerto’
A pesar de que en la mayoría del país se le conoce como pan de muerto, en Puebla y otros estados de la República muchos lo llaman hojaldra, un término que fue adaptado en la época virreinal.
Y es que, a pesar de que algunos historiadores coinciden en que, el origen del pan de muerto se remonta a la época prehispánica, lo cierto es que fue hasta el virreinato cuando este alimento se elaboró con trigo y azúcar, algo más cercano a lo que se conoce hoy en día, pues en la época de los pueblos indígenas realizaban ofrendas con panes elaborados a base de amaranto o maíz.
De acuerdo con el arqueólogo Eduardo Melo, con la llegada de los españoles, el pan de muerto adquirió una nueva forma, pues los conquistadores, atemorizados por los sacrificios humanos en los rituales indígenas, decidieron sustituir estos actos con un pan de trigo cubierto de azúcar roja, que a su vez representara el corazón de la doncella sacrificada.
En este sentido, el especialista señala que después de la Conquista, las comunidades indígenas colocaban sus banquetes, pero ahora con pan hecho de trigo, cuyo nombre provino del hojaldre, una masa laminada proveniente de Europa -aunque su origen se encuentra en la repostería medieval en las zonas bajo influencia árabe, según el sitio web de La Bolitería– que comenzó a incorporarse en la elaboración de panes ceremoniales.
Las hojaldras, tal y como se conocen hoy en día, nacieron cuando se incorporó el pan de hojaldre en el virreinato, a diferencia de que, la figura que le daba vida a este alimento, evocaba a una calavera, con rostro y huesos definidos, algo muy parecido a lo que usaban como estandarte los barcos piratas, señala el arqueólogo Merlo.
De esta manera, es como el término ‘hojaldra’ surge de la incorporación de este ingrediente proveniente de Francia, en la masa, un nombre que en Puebla y otras zonas del país, se adaptó para referirse al pan de muerto; no obstante, aunque en la actualidad en la receta ya no se usa necesariamente el hojaldre, el nombre persiste.
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