La flor de calabaza es un discreto tesoro que aparece en los mercados como una joya de temporada. Una de sus preparaciones comunes son las quesadillas que se preparan con esta flor. Se trata de un ingrediente que ha sido parte de nuestra dieta por más de 10 mil años. Este colorido manjar no solo ha llenado estómagos en todo México, sino que ha dejado su huella en códices prehispánicos y artesanías mexicanas.
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Esta flor, con su textura aterciopelada y sus tonos vibrantes entre amarillo y naranja, se vuelve atractiva a la vista. Su versatilidad en la cocina mexicana la ha convertido en la protagonista de platillos que van desde las tradicionales quesadillas hasta elegantes cremas servidas en restaurantes gourmet. Y aunque crece en las mismas plantas que la calabaza, se considera un quelite, como los quintoniles o los romeritos, esos ingredientes que la tierra nos regala principalmente durante la temporada de lluvias, cuando las milpas se llenan de vida.
Por si fuera poco, la flor de calabaza no es solo cuestión de sabor. Al igual que su verdura de origen, esta flor está cargada de nutrientes que hacen que tu corazón y huesos te agradezcan cada bocado. Vitamina A, ácido fólico, potasio y calcio son solo algunos de los beneficios que esconde este ingrediente. Y si no te convence por su valor nutricional, tal vez lo haga saber que los antioxidantes que contiene ayudan a mantener las arterias limpias y el corazón fuerte.
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Michoacán, Sonora y Sinaloa: los reyes de la producción
México es el principal productor de calabaza, y, por supuesto, también de sus flores. Sonora encabeza la lista con un impresionante 81.6% de la producción nacional, seguida de Michoacán y Sinaloa. Michoacán, en particular, se enorgullece de su producción, con 6,163 toneladas cultivadas, lo que equivale al 3.7% del total nacional. Estas tres entidades juntas representan el 88.1% de la producción de flor de calabaza en México, lo que garantiza que esta joya esté disponible en los mercados locales durante buena parte del año.
Más allá de su sabor y versatilidad, la flor de calabaza es un ingrediente saludable. Rica en vitamina A y flavonoides, su consumo regular ayuda a mantener el colesterol bajo control y a fortalecer los huesos, especialmente en etapas como el embarazo. Sus propiedades antioxidantes la hacen ideal para prevenir enfermedades cardiovasculares, mientras que su bajo contenido calórico la convierte en un aliado perfecto para una dieta balanceada. En otras palabras, puedes disfrutar de tus quesadillas de flor de calabaza sin sentir culpa.
Qué cocinar con la flor de calabaza
Su sabor suave y sutil combina perfectamente con ingredientes como el epazote, creando maravillas culinarias como la tradicional sopa de guías, muy popular en Oaxaca. También puedes usarla en cremas, tamales, guisos caseros como las tortitas de flor de calabaza, o incluso agregarla a pastas y pechugas de pollo rellenas. Si estás buscando algo fuera de lo tradicional, ¿por qué no probar unas flores de calabaza rellenas de queso fresco, capeadas y bañadas en salsa?
Además de todo esto, la flor de calabaza se usa en Italia, donde su delicado sabor ha conquistado paladares en ensaladas y pizzas. Pero, sinceramente, donde se luce es en los mercados mexicanos, donde la tradición dicta que se consuma el mismo día que se compra. Y es que, aunque parezcan abundantes, esas flores se marchitan rápidamente, lo que las hace un lujo efímero.
Si nunca has cocinado con flor de calabaza, no te preocupes, aquí tienes una receta fácil y deliciosa: crema de flor de calabaza. Este platillo es perfecto para una comida ligera pero llena de sabor, además con ingredientes muy accesibles.
Crema de flor de calabaza
Ingredientes
2 cucharadas de mantequilla
1 cucharada de cebolla picada
2 cucharadas de harina de trigo
2 manojos de flor de calabaza (aprox. 300 g)
2 latas de leche evaporada
1 taza de agua
1 ½ cucharada de consomé de pollo en polvo
¾ de taza de granos de elote
Preparación
-Derrite la mantequilla en una cacerola y fríe la cebolla hasta que esté dorada.
-Agrega la harina y mezcla bien hasta que tome un color dorado.
-Añade la flor de calabaza y cocina durante tres minutos.
-Licúa esta mezcla con la leche evaporada, el agua y el consomé de pollo.
-Cuela la mezcla y regrésala al fuego para calentarla hasta que espese.
-Finalmente, agrega los granos de elote y sirve caliente.
-¡Listo! Acompaña esta crema con un buen bolillo o croutones, y disfruta de todo el sabor de la flor de calabaza en su máximo esplendor.