El pavo ocupa un lugar especial en la gastronomía de México, tanto por su importancia histórica, como por sus beneficios nutrimentales. “Los mexicanos somos súper familiares, emocionales, nos gusta sentarnos en la mesa o quedarnos horas platicando, y pues en diciembre siempre hay un pavo en la mesa, y el aroma te recuerda a la familia, te recuerda estas fechas especiales”, cuenta Isaac Herrera, chef ejecutivo de los restaurantes Carolo.
Pero esta ave no solo está presente en las mesas durante las celebraciones importantes, como la Navidad, sino que también tiene una relevancia profunda que se remonta a las civilizaciones prehispánicas. Aquí el guajolote siempre fue muy apreciado entre los aztecas y se comía en cualquier mole pero cuando los conquistadores llevaron a cabo la evangelización, lo cocinaban y ofrecían a su congregación para celebraciones religiosas importantes, como la Navidad, de ahí la tradición del mexicano de comer pavo en éstas fechas. Fue así que consumir pavo se adaptó y evolucionó, integrándose también en platillos mestizos, como el mole poblano, que combina ingredientes de origen prehispánico y europeo.
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Su versatilidad permite que se use en preparaciones variadas, desde guisos con chiles y especias hasta ensaladas frescas y platillos ligeros. “Lo puedes hacer en adobo, lo puedes terminar con mole, se puede acompañar de otras salsas, como también le puedes inyectar vino y hacerlo rostizado”, comenta Isaac Herrera.
Además, su carne se considera una alternativa más saludable frente a otras fuentes de proteína animal, lo que refuerza su popularidad entre quienes buscan opciones equilibradas. “Es una carne bastante magra, es decir que no tiene grasa, y contiene un alto contenido proteico”.
El pavo es más que un alimento en México, es un vínculo entre el pasado y el presente mestizo, un recordatorio de las ricas costumbres culinarias del país. Además, sus propiedades nutrimentales lo convierten en una opción ideal para quienes buscan mantener una dieta sana sin sacrificar el sabor.
Datos curiosos
Sabías que. Fue introducido en la corte española por los conquistadores como “gallina de las indias” y se le nombró “pavo” por su parecido con los pavos reales de Asia. Por su gran tamaño y la exquisitez de su carne blanca, sustituyó al ganso. Era considerado un manjar de reyes.
El relleno. Lleva carne molida, almendras, pasas, aceitunas, alcaparras, vino blanco y otros ingredientes. Cada quien lo prepara a su gusto, pero lo que no puede faltar es el “tomillo”, hierba que en la creencia de la época fue utilizada para cubrir el pesebre en el que nació Jesucristo.
Prehispánico. Los mexicas lo conocían como huexólotl y lo consideraban una fuente esencial de alimento y simbolismo cultural. Su carne era consumida en ceremonias religiosas y festivas, y sus plumas eran utilizadas para adornos ceremoniales y ropa de alto estatus.
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