En los centros de abasto de comida hay toneladas y toneladas de fruta y verdura que no logra encontrar destino, por lo que mucha de ella se encuentra en una situación de riesgo de desperdicio.
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La Central de Abasto de la Ciudad de México (CEDA) es el principal mercado mayorista de alimentos en el país y uno de los más grandes del mundo. Sin embargo, enfrenta desafíos significativos en términos de desperdicio de alimentos.
Según datos de 2020 proporcionados por el Fideicomiso de la Central de Abasto, se generan aproximadamente 32 mil 725 toneladas de desechos al año, de los cuales el 45 por ciento son orgánicos, es decir, alrededor de 14 mil 726 toneladas anuales corresponden a residuos de alimentos.
Es por ello que la fruta y verdura que no se vende en la Central de Abastos de la Ciudad de México puede tener varios destinos, dependiendo de su estado y las políticas de manejo implementadas por los comerciantes y administradores, aquí hay algunos de los posibles destinos:
Venta a precios más bajos
Los productos que comienzan a deteriorarse pero aún son aptos para el consumo humano suelen venderse a precios significativamente reducidos. Esto puede ocurrir dentro de la misma Central o en mercados secundarios, tianguis y puestos callejeros.
Donaciones
Algunos comerciantes optan por donar productos a organizaciones de caridad, comedores comunitarios o bancos de alimentos. Estas iniciativas buscan reducir el desperdicio y apoyar a las comunidades que enfrentan inseguridad alimentaria.
Transformación en subproductos
La fruta y verdura no vendida puede ser procesada para la elaboración de jugos, mermeladas, salsas o conservas, generando así valor agregado y evitando el desperdicio.
Uso como alimento para animales
Los productos que ya no son aptos para el consumo humano pero aún tienen valor nutritivo pueden utilizarse como alimento para animales, especialmente en granjas.
Compostaje y reciclaje orgánico
Aquellos productos que ya no pueden ser consumidos se destinan al compostaje. Esto permite transformar los residuos orgánicos en fertilizantes para cultivos, cerrando el ciclo de producción agrícola.
Desecho en rellenos sanitarios
Lamentablemente, una parte de los productos no vendidos termina como residuo en los rellenos sanitarios si no hay sistemas adecuados de reciclaje o compostaje.
Programas para reducir el desperdicio
En años recientes, se han implementado iniciativas para reducir el desperdicio en la Central de Abastos. Por ejemplo:
- Bancos de Alimentos: Algunas organizaciones trabajan en colaboración con la Central para recolectar alimentos no vendidos y redistribuirlos.
- Programas de reciclaje: Se promueve el uso de residuos orgánicos para generar biogás o abonos orgánicos.
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Itacate, el programa para darle una nueva orientación a los desperdicios
Un ejemplo de ello es el programa Itacate, con el que miles de frutas y verduras son salvadas de la basura para la alimentación de los sectores más vulnerables, incrementó la recolección de víveres provenientes de la Central de Abasto (Ceda). Lee más aquí: Salvan a más verduras de la Central de Abasto que iban al basurero
Durante el año 2023 el programa recuperó 196.97 toneladas de alimentos, 60.85 toneladas más que en 2022, cuando hubo 136.12 toneladas.
El proyecto Itacate fue creado en 2020 con el objetivo de evitar el desperdicio de alimentos y con ello, la generación de residuos. El programa opera como un banco de alimentos que recolecta productos en buen estado que, por algún impedimento, principalmente en aspecto, no son comercializados.
Parte de los alimentos recuperados en el centro de acopio Itacate se destinan a los comedores operados por el gobierno de la CDMX. Según datos sobre la implementación del programa, los alimentos con mayor desperdicio son 20 por ciento lácteos, 54 por ciento pescados y mariscos, 34.8 por ciento carne de res, 57 por ciento frutas, 30 por ciento cereales y 22 por ciento legumbres.
“Itacate impulsa la economía circular, reduciendo el desperdicio, alargando su vida útil y reintegrándolos a una cadena de valor, además de apoyar a las personas vulnerables, contribuye a la educación ambiental”, señala la Secretaría del Medio Ambiente sobre el programa.
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