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Así es como me enteré que la manzanilla no es té

Descubre por qué este reconocido sabor es realmente una tisana

¡Para la diabetes, el riñón, el hígado, la circulación, la presión alta, la colitis, la migraña, para la próstata, para adelgazar y hasta para el mal de amores… pásele güerita!  Y así es como aprendí de aquel amable señor del mercado que la respuesta a todo está en la naturaleza, en una taza de “té” de manzanilla, valeriana, palo azul, jengibre, gordolobo, romero, salvia, tomillo o alguna otra “hierba medicinal”.

Por años tomé mis tés favoritos de canela, manzanilla y limón, hasta que un buen día un experto en té de San Francisco me dijo que eso que tanto disfrutaba no era té. Ni las hierbas del señor del mercado que, aunque sí poseen beneficios a la salud, ¡ciertamente no son lo que pensé! El té se produce únicamente de la planta del té, así como el vino de la uva o el mezcal del agave. 

Foto. Olin Mendoza

Sin importar si es blanco, verde, amarillo, oolong, negro u oscuro (pu’er), se elabora a partir de Camellia Sinensis. Todos ellos se obtienen de la misma planta (ya sea en su versión de arbusto o árbol de hasta 30 metros de altura). A pesar de que existen distintos factores que determinan el tipo, entre ellos el varietal, terroir, clima, tipo de corte, estación de cosecha, entre otros, gran parte del secreto está en el grado de oxidación. El té pasa por un proceso similar al de la manzana que partimos y con el paso del tiempo, se oscurece.

El maestro de té decide el grado de oxidación, eligiendo así el tipo de té a producir. La combinación de los componentes celulares de las hojas con el oxígeno, son responsables de colores y aromas perceptibles en cada cuenco. Los  blancos son los menos oxidados, por lo que desarrollan sutiles aromas y sabores, reminiscentes a flores blancas, azúcar y en ocasiones frutas frescas como por ejemplo, durazno, piña o mango. Por su parte, el negro, al ser totalmente oxidado, presenta un perfil más robusto con notas amaderadas, tostadas, ahumadas, cítricas o florales. 

Foto. Alum Galvez 

Ojo: Todas las demás bebidas, elaboradas  a partir de la decocción, infusión o maceración de distintos ingredientes (frutas, flores, frutos secos, raíces, cortezas, semillas, especias, etc) que no incluyen hojas de Camellia sinensis son tisanas.

La próxima vez que disfrutes de una deliciosa  y apapachadora taza de manzanilla recuerda que por más que la mercadotecnia mundial nos haya enseñado que es té, es una tisana ¡y no olvides compartir esta información que nos ayudará a cambiar el mundo una taza a la vez!

Abrazos en taza,  Denisse Díaz

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