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Foto cortesía Zahara Gómez

Recetario para la Memoria: Madres que narran la ausencia

La segunda edición de un proyecto- homenaje a las mujeres que buscan a familiares desaparecidos

Si hay algo que Anwar disfruta mucho, es el toque especial que su mamá le da a las enchiladas norteñas, esas que llevan cebolla, queso, chile guajillo y verduras, aunque éstas últimas no le gustan mucho.

“También le encantan las hamburguesas, y qué decir de los postres, la Carlota de limón le fascina, incluso él la prepara en algunas ocasiones”, dice su mamá Alicia Sánchez.

Foto cortesía Zahara Gómez

En casa, su plato, y su lugar en la mesa lo esperan hace cinco años, al igual que sus hermanas. “Lo último que supe de él, es que se fue con unos amigos a una fiesta. Por uno de ellos me enteré que entraron unas personas encapuchadas, agarraron a varios, a algunos los soltaron pero de mi hijo ya no supe nada, y hasta ahora sigo con la misma información, la verdad no sé qué tan verídico sea el hecho de que desapareció en Jerécuaro, Guanajuato, esa noche me hablaron por teléfono, la clave lada indicaba que era llamada de Jerécuaro”, dice Alicia.

Esta historia y otras de madres de desaparecidos han inspirado la creación del libro Recetario para la Memoria, segunda edición, que nace de la lucha social por la memoria. Es un proyecto realizado por varios colectivos de búsqueda de personas, en colaboración con el estado de Guanajuato, en el que se rinde un homenaje a los ausentes, a través de historias y recetas favoritas de los familiares que no han sido encontrados.

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El libro incluye 80 recetas de los platillos favoritos de aquellos quienes hoy siguen ausentes, cocinados por madres, hermanas, hijas, esposas de nueve municipios de Guanajuato. La primera edición fue dedicada al estado de Sinaloa.

“Este proyecto surge hace seis años con un primer libro que se trabajó en los Mochis, Sinaloa, con el colectivo las Rastreadoras del fuerte. La fotógrafa Zahara Gómez es la creadora y durante el proceso, nos convoca la periodista y documentalista Daniela Rea y a mí a darle forma a este reclamo en torno a la manera en que debemos repensar el cómo nos involucramos con un tema tan sensible como es la desaparición forzada en México”, dice Clarisa Moura, coautora y diseñadora del libro.

Agrega que, “Zahara encuentra en la cocina un espacio de reflexión y un encuentro con la memoria sobre cómo la comida, algo tan sencillo e unificador y tan cotidiano, puede ser algo tan simbólico, en el momento en el que uno de los integrantes de la familia desaparece. La mesa, ese espacio que deja, ese plato que ya no se sirve, esa receta que ya no se vuelve a cocinar… puede ser un disparador para reflexionar, encontrarnos sensibilizarnos con la lucha de todas las familias y mujeres que buscan, abuelas, hermanas, madres… hoy existen 110 mil desaparecidos en México”.

El propósito del recetario, además de evocar los platillos favoritos de los ausentes, es que los lectores tengan la experiencia de compartir y disfrutar alimentos que adquieren un significado particular ya que permite vincularse y empatizar con la experiencia de comunidades que han padecido la desaparición de un familiar. Además, es una manera de rendir homenaje a todas las mujeres que buscan a sus desaparecidos en diferentes lugares de la república.

La señora Alicia describe cómo a través de este proyecto se ha sentido apoyada moralmente y a su vez, aprecia la forma en que éste contribuye como una acción más a su labor de búsqueda permanente de su hijo Anwar Romero Sánchez, que, a sus 21 años de edad, desapareció el 21 de julio del 2018.

“Me dio mucho gusto cuando me hicieron la invitación para participar en este libro, es una manera de hacer comunidades con los que buscamos a nuestros desaparecidos, lo hago con mucha emoción. “Yo cocino como si él estuviera presente, creo que es una buena idea porque de alguna manera, los tiene uno en la mente, pero esto ayuda a que no queden el olvido, fue muy satisfactorio contribuir en este recetario“, expresa Alicia.

Además de las enchiladas norteñas y los demás platillos que le cocinaba a su hijo, las cuales, describe en el recetario, dice, “las corundas con nata de leche también le gustaban mucho, ya es muy difícil encontrar la nata, pero ese era uno de sus platillos favoritos, además de muchos antojitos que le llamaban la atención”.

Como madre pide apoyarse mutuamente en la búsqueda de los seres queridos. “Pido que las autoridades no permitan que estos casos se queden en el olvido. No sé nada de mi hijo, dónde está, dónde lo dejaron, hasta ahora no veo ninguna respuesta de las autoridades, necesitamos que nos apoye el gobierno para seguir con esta búsqueda”.

Cortesía Zahara Gómez

Una idea de contenido con causa

Clarisa Moura habla de la forma en que este libro se ha convertido en todo un suceso editorial que ha llamado la atención no sólo en México sino en el ámbito internacional.

Alejandra Díaz del colectivo Buscadoras de Guanajuato, vio el primer libro de Sinaloa y hizo la invitación a otros colectivos: Dónde están Acámbaro, Proyecto de búsqueda y justicia de Guanajuato, Salamanca unidos hasta encontrarte, Buscando con el corazón, Madres guerreras de León, entre otros. Hicimos un recorrido por diferentes ciudades como León, Salamanca, Silao, Celaya y se fueron uniendo varias personas.

“El libro reflexiona también, sobre cómo se ha transformado la comida, la agroindustria y el campo, el cual, deja de ser un área de producción de alimento por la inseguridad.  Si antes los nopalitos se iban a traer del monte, ahora se compran; si un caldo se hacía con jitomate, ahora se usa consomate; una madre da su receta de quesadillas de flor de calabaza, esta última la iba a buscar con su hijo al campo, actualmente ya casi no hay flor de calabaza porque se compra. Hay una reflexión en torno a cómo la alimentación se ha transformado con el paso del tiempo y cómo este campo guanajuatense que era el granero de México, se ha convertido en el lugar donde se busca a desaparecidos, un campo donde antes florecía la comida, ahora es una fosa común”, dice la coautora.

En el texto se habla de la realidad que viven las mujeres de estas regiones y las condiciones familiares que las limitan a desarrollarse y crecer como miembros activos de la sociedad.

“Se reflexiona en torno a cómo las mujeres, quienes son las que mayormente buscan a sus hijos, han aprendido a cocinar desde los seis o siete años, y cómo tuvieron que aprender a ocuparse de sus hermanos mayores. Se analiza la transformación en el tema de la comida dentro de los hogares mexicanos debido a las problemáticas de inseguridad. El recetario intenta reconstruir ese espacio que es el corazón del hogar: la cocina; ¿cómo se logra? A través de la memoria, el recuerdo y cómo es construir espacios de paz y de calma en un momento donde la violencia pareciera no tener fin”.

Al respecto, Alicia confiesa que cocinar es una dinámica que le ha ayudado a conseguir algo de paz ante este su dolor y desesperación.

“En este caso cuando se preparan ciertos alimentos que a mi hijo le agradaban, es como si él estuviera presente, cada vez que los cocino siento la tranquilidad, la paz de pensar que él está con nosotros. Al cocinar, él siempre está en mi mente y en mi corazón, su lugar en la mesa, su plato… son recuerdos y le digo a sus hermanas, esto le gustaba mucho a tu hermano.

“Aunque pasa el tiempo, sigo con la esperanza de encontrar a mi hijo. El estar unidos hace la fuerza, esta violencia que hay no para, pero como padres o como familiares, debemos estar unidos para salir a delante. En mi caso busco la manera de evitar riesgos hacia mis otros hijos, porque de cualquier manera la vida sigue adelante”.

Cortesía Recetario para la memoria

El libro Recetario para la memoria en sus dos ediciones, Sinaloa y Guanajuato, se puede adquirir en plataforma www.recetarioparalamemoria.com y parte de lo recaudado es para ayudar a los colectivos de búsqueda.

“Tienen muchas necesidades, desde conseguir un celular, hasta el transporte, herramientas, comidas que luego las familias necesitan y el recetario intenta de una manera sencilla y humilde aportar algo a la solución de esta problemática”, afirma Moura quien agrega que el libro fue posible gracias al apoyo de instituciones como la Ibero de León que lo distribuye en las librerías de sus distintos planteles y espera que pueda entrar en algunas cadenas de distribución.

Entre las recetas que aparecen en el texto aparecen Guacamaya para Óscar, (Carmen Sánchez Tapia de León Guanajuato); Mole para Christian (de Felisa Rodríguez Castro de Silao Guanajuato); Pay de limón para Cristian (Graciela Castro Rizo de León Guanajuato); Lasaña para Raymundo (María de la Luz Rincón y María de Lourdes Rendón de León Guanajuato); Fajitas de res para Gabriel (Cecilia Ortiz de León Guanajuato).

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