Con más de 145 años de tradición enológica, Viña Tarapacá, la bodega chilena con presencia internacional, presentó el desarrollo de un ambicioso plan maestro para conservar las especies nativas y endémicas y recuperar el ecosistema del Fundo Tarapacá, ubicado en el Valle del Maipo.
Los cerros que rodean al corredor biológico natural constituyen el hábitat para una gran diversidad de flora y fauna endémica y nativa, por lo que la compañía inició el trabajo para conservar las más de dos mil hectáreas de bosques donde se encuentran los viñedos.
El plan que comenzó en 2016 contempla en total 110 hectáreas de vegetación nativa. “A través de este plan, se obtendrán resultados que irán en directo beneficio de los vinos. Los bosques nativos, por ejemplo, regulan la presencia de organismos claves en el proceso de fermentación del vino, lo dotan de un carácter único y permiten reducir la utilización de plaguicidas pues entregan al sistema una mayor capacidad de respuesta ante eventos de plaga”, comentó Daniel Trejo, Wine Ambassador de la firma.
Vinos nacionales que cuestan menos de 300 pesos
La iniciativa Ser Refugio de Biodiversidad, forma parte del plan y busca garantizar el balance natural del entorno, cuidar la gran biodiversidad y la mejora continua, permite disminuir el impacto agrícola y esto se ve reflejado en los suelos que a su vez se transfiere el carácter territorial y organoléptico a los vinos.
Los vinos chilenos son los más consumidos en México, gracias a su calidad y accesibilidad, sin embargo, la firma está orientada a satisfacer a los exigentes paladares y variados que prefieren vinos de gran cuerpo y carácter, con la combinación perfecta de fruta y madera, complejos en los que predomina el sello de la uva que le da origen.
Aderezo asistió a una cata para conocer más de su historia y aprender a maridarlos con nuestra gastronomía.
Lo que nos encanta
La línea Gran Reserva Tarapacá representa la herencia de la tradición y prestigio de la bodega. La calidad de las uvas y los finos aromas de la encima francesa dan origen a un vino de gran armonía y equilibrio, de las cuales se derivan dos variantes:
Tarapacá Gran Reserva Carmènere: Es un icono de la viña por ser una uva representativa de Chile. El vino de color rojo carmesí intenso, es criado por 12 meses en barricas de roble francés y americano y maridan a la perfección con pastas y salsas cremosas, vegetales y pescados con atún o salmón.
El platillo que se degustó en la cata-maridaje fue un espagueti a la crema con atún sellado, que hizo resaltar las notas de cereza negra, ciruela, mora, clavo de olor, pimienta negra y vainilla.
Fin de semana entre viñedos de Querétaro
Tarapacá Reserva Cabernet Sauvignon:Posee un color rojo rubí intenso y un sabor franco, con notas a frutillas, toques de pimienta fresca, tabaco, clavo y notas de canela y vainilla. Tiene un final jugoso y con taninos maduros y presentes que maridan perfecto con carnes rojas o cerdo.
Un taco de carnitas con gel de cilantro, fue el platillo que se eligió para degustar.
De acuerdo a la chef Polann Espinoza, el menú fue creado de la mano del sommelier Daniel Trejo, con el fin de cocinar platillos que resaltaran las notas de cada vino, “siempre a la hora de preparar un menú, se tiene que realizar una serie pruebas con los ingredientes y estudiar las notas de cada vino para hacer la explosión de sabores”, explicó.
Opciones para convertir el vino dulce en tu favorito
Por su parte, el embajador de la firma, recomendó a todos los apasionados del vino a probar variedades, “no quedarse con un sólo gusto, no quiere decir que esté mal, sino que el estar abiertos a otras variedades nos forjan un paladar más noble”, contó.
También puedes leer
Medalla de oro: Aquí están los mejores vinos de México
¿Cuánto tiempo dura un vino abierto?