Un modelo a seguir para las mujeres indígenas en todas partes, Claudia Albertina Ruiz Sántiz ha roto fronteras y ha allanado el camino para que otras hagan lo mismo, a pesar de su corta edad.
Hoy forma parte de la guía 50 Next, es un nuevo listado que resulta de la colaboración entre el afamado ranking de los 50 Mejores Restaurantes del Mundo y el reconocido Basque Culinary Center, los cuales, durante los últimos 20 años, han celebrando restaurantes y bares de alta gama, pero 50 Next es diferente: Celebra a la gente.
La idea es reconocer a 50 personas jóvenes y brillantes que están cambiando el mundo de la gastronomía de formas únicas e interesantes. La lista celebra a todos, desde activistas hasta creadores de aplicaciones, pero no es una competencia y no hay jerarquía.
¿Quién es Claudia Albertina Ruiz Sántiz?
Una mujer de la comunidad indígena tzotzil en el sureño estado mexicano de Chiapas, como todas las niñas de las comunidades indígenas del país, se esperaba que Claudia Albertina se casara joven y dirigiera el hogar. Sin embargo, decidida a hacer las cosas a su manera, se convirtió en la primera mujer indígena en ingresar a la escuela de gastronomía de la Universidad de Ciencias y Arte del estado, y luego se fue a trabajar en la cocina del chef Enrique Olvera en Pujol.
En 2016 abrió su propio restaurante, Kokonó, que se ha visto muy afectado por la pandemia y actualmente se está adaptando al mercado local. En ese espacio, más allá de servir deliciosos platillos tradicionales de Chiapas como la sopa de chipilín, una legumbre mexicana, la chef cumple con su misión de promover la cultura indígena en varios niveles, brinda capacitación, habilidades y trabajos a los jóvenes indígenas, al tiempo que apoya a los productores locales y educa a los clientes sobre el origen y el valor del producto en cada plato. Por lo que Claudia Albertina, es una activa promotora del movimiento Slow Food, que vincula el placer de la comida con el compromiso con la comunidad y el medio ambiente.
Claudia ha tenido que luchar contra viento y marea ya que desde un principio tuvo que desafiar las costumbres de su propia comunidad indígena, . “Por eso no solo cocinamos, sino que también educamos, y es una educación basada en la profesionalidad, pero al mismo tiempo más humana”. Comenta.