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Foto: Romina Solís

Antifine: Un espacio de alta cocina que busca generar sensaciones y experiencias

Es un nuevo feudo en la colonia Roma que busca ofrecer un concepto donde la comida se disfrute al máximo, sin reglas de etiqueta

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Cuando nos referimos a un fine dining, hablamos de un restaurante cuyas características son la perfección de los platillos y el minucioso cuidado en la selección de los ingredientes, además de que su diseño arquitectónico e interior y servicio, se complementan para ofrecen una verdadera experiencia culinaria.

Un antónimo de este concepto sería el antifine dining, que su única diferencia radica en que no hay protocolos ni etiquetas para la hora de comer, y que el chef Alfredo González implementa en el nuevo feudo de la colonia Roma Antifine 1985.

Chef Alfredo González. Foto: Romina Solís

En palabras del chef, “la hora de la comida o cena es para disfrutar, no para preocuparse cómo comer, aquí queremos que comas como quieras”, contó a Aderezo.

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Es por eso que su misión es que a través de la comida se logre generar sensaciones y experiencias diferentes en los comensales, para que puedan disfrutar de sus alimentos desde una nueva perspectiva.

Cada uno de sus platillos está inspirado en la comida cotidiana,
esa que no requiere de modales para poder disfrutarse.

“En nuestro menú se encontrarán platos muy familiares, que se reinterpretan bajo nuevos sabores, a través de técnicas e ingredientes que he trabajado y estudiado durante mi formación y los expreso bajo una visión personal, en mi cocina voy a ofrecer platillos que conozco cómo cocinar y sé cómo prepararlos”, explicó.

La comida es para disfrutarse. Foto: Romina Solís

Alfredo quien tiene una especial afición por la gastronomía, compartió que el ser un antifine dining, no quiere decir que no tenga calidad en sus platillos o una impecable decoración, solamente es “romper con los formalismos y seriedad que siempre hay en la mesa a la hora de degustar los alimentos”.

“La comida es para compartir, para tener una mesa llena con amigos o familia, rodeados de momentos divertidos y que se vuelva toda una experiencia”, dijo.

Para ir ad hoc con el concepto la decoración y mobiliario también juega un papel importante, por ejemplo hay platos rotos, y paredes decoradas con moscas caricaturescas, “lo que menos quieres encontrarte en un restaurante o la hora de la comida son moscas, entonces lo que buscamos fue darle identidad al concepto con estos animales dibujados muy amigables y que ahora decoran nuestras servilletas y paredes”.

Asimismo, hay un speakeasy recientemente inaugurado e intervenido por la artista Triana Pareda, quien realizó las ilustraciones del bar 1985, donde el ambiente gira alrededor de buena música, tragos de autor.

“Es un lugar pensado en el pre… o para seguir la fiesta después de una cena en nuestra sala”, contó Alfredo.

Para nuestra visita por el lugar que ya se perfila entre los favoritos de la zona, degustamos varios platillos y tragos de la casa.

De primera instancia fue un gel de chapulín con lima para abrir apetito y que se come directamente del plato sin cubiertos, como si estuviéramos lamiendo el plato.

Foto: Romina Solís

Ahora si, preparados para el festín culinario iniciamos con un Vuelve a la vida con pulpo, camarón, vinagreta de poblano y aceite de vainilla; continuamos con una cola ahumada con reducción de pulque de piña, queso del itsmo y chile habanero; puré de hoja santa, portobellos con aceite de carbón y crumble de morillas; una mantarraya con mantquilla de zanahoria y puré de avellana; coliflor rostizada con matequilla, puré de calamar, pimientos y salsa macha y el postre fue un chesscake de haba tonka, bizcocho de nuez de la India y puré de tejocotes con naranja.

Para las bebidas probamos tres tragos:

2 con todo: mezcal, pulpa de guayaba, bitters de mole y cáscaras de naranja amarga y aquafaba.

Viña fina: srup de durazno, whisky, prosseco y lillet blanc.

Berry beer (nuestro favorito): Frutos rojos fermentandos, ginebra, vermut, cerveza de miel (hecha en casa).

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