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Foto: Julio César Martínez / El Sol de Puebla

María Teresa Ichante, la cocinera tradicional veracruzana que conquistó Puebla

Esta cocinera tradicional tuvo que dejar su tierra natal para probar suerte en otro estado logrando el éxito

Por Eduardo Romero

La cocina es un arte que trasciende generaciones y culturas, por eso, en el corazón de Puebla, uno de los destinos gastronómicos más emblemáticos de México, se encuentra María Teresa Ichante Cárdenas, una cocinera tradicional que ha dedicado más de 30 años a la gastronomía poblana. Reconocida como una de las tres mejores cocineras del estado con su especialidad: el mole poblano

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La cocina es errante así como quien la prepara

María Teresa nació en Veracruz, un estado que, al igual que Puebla, es rico en tradiciones culinarias. Desde su infancia, estuvo inmersa en el mundo de la cocina, influenciada por su familia, que se dedicaba a vender platillos en fondas locales. Esta experiencia temprana no solo le enseñó los fundamentos de la cocina, sino que también despertó en ella un deseo de superación. Durante su juventud, decidió mudarse a Puebla, con la esperanza de encontrar nuevas oportunidades que le permitieran desarrollarse profesionalmente.

Foto: Julio César Martínez / El Sol de Puebla

“Uno a veces quisiera ser fogonero en su tierra, pero a veces no se puede, entonces mejor me vine a Puebla y sin querer ha rendido frutos”, comenta Ichante, quien lleva más de 30 año radicando en la capital del estado.

Sin embargo, la llegada a Puebla no fue fácil. Como foránea, Teresa enfrentó numerosos desafíos. Los restaurantes que la recibieron inicialmente le ofrecían diferentes trabajos como lavar platos o cortar pollo, en lugar de permitirle demostrar su habilidad en la cocina. A pesar de estas dificultades, su determinación la llevó a adaptarse a su nuevo entorno. Durante este tiempo, encontró el amor y formó una familia, lo que le proporcionó un soporte emocional fundamental.

“Como no veía por donde, trabajé en corta pollo, (…) busqué ir a trabajar en restaurantes, pero te ponían a lavar trastes, ellos sin saber para lo que uno es bueno, pero no pasó nada, yo seguí”, revela.

Aprendió los secretos poblanos

La verdadera transformación en la carrera de Teresa llegó a través de su suegra, una mujer poblana que le transmitió los secretos de la cocina tradicional de la región. Con paciencia y dedicación, Teresa comenzó a aprender las recetas y técnicas que caracterizan a la cocina poblana. Este conocimiento no solo amplió su repertorio culinario, sino que también fortaleció su conexión con la cultura local.

A medida que Teresa ganaba experiencia, comenzó a tocar puertas en diferentes lugares en busca de oportunidades. Su perseverancia dio frutos cuando fue contratada para alimentar a los integrantes de la orquesta Esperanza Azteca durante cinco años

Foto: Julio César Martínez / El Sol de Puebla

Dicho proyecto no solo le permitió demostrar su sazón, sino que también le otorgó un reconocimiento significativo en la comunidad poblana. Su mole poblano, un platillo emblemático de la región, se convirtió en un símbolo de su talento.

“Les demostré que sí podía trabajar, mientras estaba con Esperanza Azteca estaba estudiando a la vez en la universidad gastronomía, ellos me permitieron hacer las dos cosas a la vez, estoy muy agradecida con ellos”, afirma.

Sazón que la llevó al éxito

Con el tiempo, la fama de Teresa llegó a oídos de dependencias gubernamentales y de la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados (Canirac) de Puebla. Fue invitada a participar en eventos importantes a nivel nacional, donde pudo mostrar su arte culinario y compartir su historia. Incluso ha llegado a ganar premios

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A pesar de no tener un restaurante propio, su reputación creció y los pobladores comenzaron a buscarla en la junta auxiliar de San Pablo Xochimehuacan, donde aún ofrece su sazón a quienes deseen disfrutar de sus platillos.

“Los que lleven gusto, los podemos llevar a casa y ahí les podemos dar la experiencia de lo que nosotros cocinamos, es lo que nosotros tenemos (…) quisieran un restaurante, pero necesitamos apoyo”, indica.

Mole poblano a la veracruzana

A través de su mole poblano, Teresa ha viajado a diferentes ciudades del país, llevando consigo el legado de la cocina poblana. Su sueño es viajar al extranjero para que más personas puedan degustar su famosa preparación, que combina ingredientes como chile mulato, pasilla y chipotle, junto con especias como clavo, pimienta, comino y anís.

Foto: Julio César Martínez / El Sol de Puebla

El mole se completa con plátano, galleta, tortilla quemada, ajonjolí, cacahuate, almendra, pasas, chocolate, panela y carne de puerco, pollo o guajolote. Cada ingrediente cuenta una historia, y cada platillo es un viaje a su rica herencia culinaria.

“Para mí la cocina tradicional significa vida, nacimiento y un amor hacia la cocina.  Lo que son los ingredientes poblanos se merecen un gran respeto, cada uno de los ingredientes lo merecen, me siento poblana pero no olvido mis raíces”, finaliza.

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