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Foto. Brenda Marquezhoyos.

Unos panditas de betabel ahogados y otros platillos en Balcón del Zócalo

Una propuesta temporal que combina innovación y tradición con vistas impresionantes del Zócalo de la CDMX

Si buscas qué hacer en el mero corazón de la Ciudad de México, justo al lado de la imponente catedral y frente al majestuoso Palacio Nacional, se encuentra el Balcón del Zócalo, un restaurante que no solo promete una vista espectacular sino también una experiencia culinaria inolvidable. Este es el lugar perfecto para llevar a un amigo extranjero o para disfrutar de una comida altamente reflexiva.

La cocina del Balcón del Zócalo, liderada por el chef Pepe Salinas, se ha convertido en un laboratorio de innovación y desarrollo gastronómico, donde cada plato es el resultado de semanas de investigación y creatividad. El menú de temporada, conocido como “Día Cero”, estará disponible hasta el 21 de septiembre y promete una travesía culinaria que va más allá de lo convencional.

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Fotos. Brenda Marquezhoyos

La experiencia del “Día Cero”

Lo primero que capta la atención es la impresionante vista panorámica del Zócalo; la luz dorada del atardecer ilumina la vasta plaza llena historia. Desde la terraza, se puede sentir la vibrante vida de la ciudad, mientras uno se prepara para comer y disfrutar la velada. El concepto no es solo un menú, es una narrativa culinaria que invita al comensal a explorar y reflexionar sobre temas tan diversos como la sostenibilidad, la historia y la creatividad; en este caso, la falta de agua. Cada plato cuenta una historia, desde el origen de sus ingredientes hasta la inspiración detrás de su presentación. Se trata de una oda a la riqueza cultural y natural de México, presentado con un toque moderno y artístico.

Nuestra plan se completó con una visita a la cocina, un bullicioso centro de actividad donde el equipo de Pepe Salinas trabaja en perfecta armonía. Aquí, cada plato es una obra de arte cuidadosamente elaborada. El espacio cuenta con un pequeño huerto en la terraza, lo que les proporciona hierbas frescas y lechugas hidropónicas que realzan cada plato con su frescura y sabor.

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Uno de los primeros platos que probamos es Rockaleta 2021, un plato que combina cacao y polvo de totonochtle, inspirado en la composición mineral del agua. Siguió el Lago de Pátzcuaro, que ahora se ha secado, acompañado de un aguachile de melón que te hará reflexionar. Y no te pierdas la Sopa Amniótica, con callo hacha, salsa matcha y calamar, un guiño a los océanos que nutren a millones.

Este menú es muy variado y sinceramente me gustaría dejar algunos aspectos para que los descubras y no quemar el misticismo de esta experiencia, sobretodo porque cuando te lo sirven te explican. Mi favorito fue el plato compuesto por una rica mezcla de carne seca y sardina, que recuerda la importancia de cuidar nuestros recursos naturales, pero es más bien una muestra de la comida del futuro según el chef. El más apocalíptico fue el Diluvio universal en el que panditas de betabel son ahogados.

En el ámbito de la mixología, la creatividad también se manifiesta con cocteles como el hecho a través de la técnica milk punch, se trata de una cuba en referencia al pueblo chiapaneco que es consumidor principal de la famosa marca refresquera. También nos presentaron el vino naranja y el cóctel que emula a beber tu propia orina a falta de agua. El maridaje también podría llevar una descripción amplia a la par, porque lo han pensado todo.

Para cerrar esta experiencia culinaria, el menú ofrece postres que son tanto visualmente impactantes como deliciosos. El flan de coco con ikura y maracuyá combina la cremosidad con la explosión salada de las huevas de salmón, creando un contraste que sorprende y deleita al paladar. Y para los amantes del chocolate, el postre cambiar es no envejecer, ofrece una mezcla de chocolate, pan cristal y sorbete de avellanas que es pura indulgencia.

Fotos. Brenda Marquezhoyos

Design Thinking aplicado a la cocina

El chef Pepe Salinas y su equipo en el Balcón del Zócalo dedican cada día a la creación de experiencias gastronómicas que trascienden lo ordinario. El desarrollo del menú “Día Cero” es el resultado de ocho semanas de intensa investigación y experimentación. Durante este tiempo, el equipo no solo estudia los ingredientes y las técnicas, sino que también se sumerge en la narrativa detrás de cada plato. Desde largas sesiones de brainstorming frente a un pizarrón gigante, hasta la minuciosa prueba de cada receta en su sala de pivotaje, el proceso es un reflejo del compromiso y la pasión de todos los involucrados. Esta dedicación se traduce al servir cada plato, lo que invita a los comensales a explorar, reflexionar y, sobre todo, disfrutar.

La visita al Balcón del Zócalo no es solo una comida, te invita a explorar, a reflexionar y a disfrutar de la riqueza de la cocina mexicana contemporánea. Cada plato es una ventana a la creatividad y a la dedicación del equipo de Pepe Salinas, quienes logran transformar ingredientes simples en verdaderas obras de arte gastronómicas.

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