Frida Kahlo, una de las figuras más representativas de la cultura y el arte mexicano, ha sido fuente de inspiración para diferentes ámbitos de la creatividad a nivel internacional que van desde la moda, decoración, arquitectura y ahora en la producción de vinos.
Su oscuro sentido del humor, ingenio y la gran pasión que tenía por la vida, así como su personalidad y talento, fue lo que inspiró a la bodega más antigua de Chile, Viña Carmen, a crear Reserva Frida Kahlo, con la que se le rinde tributo.
Esta línea que estará disponible en nuestro país a partir del 1 de septiembre, incluye cinco variedades de uva: Cabernet Sauvignon, Carmenere, Merlot, Sauvignon Blanc y Rosé.
“Creemos que Frida Kahlo es un símbolo mundial, que ha prevalecido de generación tras generación y todo lo que representa está plasmado aquí de manera enólogica con vinos refrescantes, sorprendentes, atrevidos e inspiradores”, comentó Francisca Muñiz, gerente de marketing de la bodega.
El nombre completo de la pintora y que muy pocos conocen era Magdalena Carmen Frida Kahlo Calderón, lo que según la bodega, es lo que hace una unión más estrecha con quien fuera esposa del muralista Diego Rivera (por el nombre de Carmen).
Cada botella de vino resalta la vida y obra de Frida, además están pensados para que mariden con los diversos platillos mexicanos que tienen un alto contenido de ingredientes, sabores y texturas.
“Cada vez más vemos un vino en las mesas mexicanas, cada vez se consume más vino en México y eso habla de que la cultura en este tema ha crecido”, dijo Muñiz.
Para descubrir más sobre la nueva apuesta de la bodega, Aderezo asistió a una exclusiva cata-maridaje, donde conocimos de cerca cada etiqueta.
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Así fue el maridaje
“Estos vinos son muy nobles y fáciles de maridar con distintos platillos que incluyen carnes blancas y rojas así como diferentes variedades de pescados y mariscos, quesos y frutas”, contó la chef Mate Zorrilla, quien fue la encargada de dirigir la experiencia.
Comenzamos con el Sauvignon Blanc, un vino, que según los expertos, “funciona como aperitivo”, es refrescante y divertido. Su color es cristalino y en nariz es muy cítrico. “Alegre y refrescante como el carácter que simboliza Frida”. Se acompañó con un crujiente de queso cabra con confitura de Kumquat.
Se continuó con Rosé, un vino “soñador y brillante”. En nariz tiene notas de flores y frutos rojos como la fresa; en boca es suave y refrescante. El plato que maridó este vino fue un tartar de pescado pargo con emulsión de frambuesa.
Después fue el Merlot, “atrevido y persistente”, de color rojo intenso con notas de canela, y cerezas, tiene envejecimiento en barrica. Lo acompañamos de una sandía a la parrilla con espuma de queso cotija.
“Tenemos la idea de que los tintos siempre van con carnes, y sí es una opción, pero también platillos a base de vegetales o verduras, como el caso de la sandía es una buena opción, hay que jugar con las notas de cada vino y arriesgarnos a los resultados”, comentó la chef.
El Carmenere es “cautivador y sorprendente”, también tiene envejecimiento en barrica, en nariz notas de fresa. Es dulce y se degustó con un raviol de short ron con salsa de calabaza de castilla.
Fotos: @1000dred_strada
Se finalizó con un Cabernet Sauvignon “es inspirador y robusto”, con notas de chocolate y cacao, ideal para pastas y carnes de todo tipo. Para este vino, la chef prefirió cocinar un taco de confit de pato y plátano macho con mole de nuez pecana.
Finalmente, el menú cerró con un helado de vino tinto con barquillo y flores comestibles que deleitó a los comensales, quienes disfrutaron de una noche llena de sabor e historia.
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