Cada momento de té es una experiencia única en la vida. En esta columna te cuento sobre Ichi-go ichi-e, una de las enseñanzas más bellas del té para el mundo, esa que nos recuerda el atesorar cada instante, pues jamás se repetirá.
Ichi-go ichi-e (一期一会) es la expresión japonesa que, aunque literalmente se puede traducir como “una vez, un encuentro” se interpreta como “un único encuentro en la vida” o “un momento, una oportunidad” o “haz de cada instante algo único”. Se compone de:
Ichi-go (一期) : un periodo de tiempo
Ichi-e (一会) : una reunión o un encuentro
¿Alguna vez te detienes a pensar que el momento que estás viviendo jamás volverá? Incluso este instante que dedicas a leerme no se repetirá; aunque regreses a esta columna e intentes replicar el espacio, ambiente, tu atuendo e incluso la taza de té que bebes, las condiciones no serán las mismas nunca más. Ichi-go ichi-e nació de Chanoyu o ceremonia japonesa de té; sin embargo, es una filosofía con la que todos deberíamos vivir, teniendo en mente que cada experiencia al ser irrepetible se convierte en única.
Durante la ceremonia japonesa de té, el tea master dedica cada segundo para generar un instante digno de ser atesorado por sus invitados, quienes también deben poner todos sus sentidos, mente, energía y corazón a disposición del momento para experimentar de cada detalle que se ha preparado meticulosamente, así como ser coprotagonistas de generar la magia. Ichi-go ichi-e invita a los asistentes a estar en atención plena y olvidar el “piloto automático” con el que vivimos, a ignorar el ruido interno y volver del interior de la mente a la realidad para ver con ojos cada detalle dentro del chasitsu o casa de té, oler con el olfato los fragantes aromas del té y las flores, escuchar con el oído cada movimiento como un fino ASRM, sentir las texturas y temperatura del chawan con nuestra piel y saborear el matcha con el gusto. Y sí, se lee lógico, pero realmente ¿cada cuánto somos concientes de ello?
Se dice que la primera idea escrita sobre Ichi-go ichi-e fue “Trata a tu anfitrión como si la reunión fuese a ocurrir una sola vez en la vida” de 1588 por el tea master Yamanoue Sōji, aprendiz de Rikyū, quién es considerado uno de los fundadores del wabi-cha, un estilo de ceremonia que hace énfasis en la simplicidad sobre cualquier otra cosa.
Esta filosofía nos invita a vivir bajo las siguientes ideas, las cuales recomiendo comenzar a integrar durante tu ritual de té y poco a poco trasladarlas a tu vida diaria:
- Observa con atención lo que sucede: al hervir el agua, la forma en la que se desdoblan las hebras de té durante la infusión y el color del licor.
- Saborea el té como si fuera la primera vez que lo pruebas y permítete asombrarte con los sabores, aromas y texturas en boca.
- Evita las distracciones; la cita es entre el té y tú.
- Hazlo simple… recuerda, simplicidad sobre cualquier cosa.
- Celebra la imperfección porque, como dice mi mami, “hasta al mejor cocinero se le va un tomate entero”, porque la verdad es que si algo no sale como lo imaginaste ¡no pasa nada!
Recuerda que la vida es ahora o nunca…
Abrazos en taza, Denisse Díaz
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