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Foto: Denisse Díaz

El rol de las mujeres en el mundo del té

Denisse Diaz habla sobre la falta de reconocimiento para su trabajo

Estamos muy cerca del 8M, ese día en el que a veces nos felicitan por ser mujeres y otras tantas nos tachan de revoltosas. Y aunque está muy fregón ser mujer por muchas razones, ese y todos los días del año preferiríamos un trato justo, respetuoso e igualitario… como seres humanos que somos, con sentimientos, derechos y sueños. Durante siglos, la producción de té ha estado fuertemente relacionada con las mujeres, aunque el reconocimiento a esta labor ha sido poca o nula. Hoy les cuento sobre el rol que jugamos las mujeres en este mundo que nos encanta.

Alrededor del mundo, somos muchas las mujeres que dedicamos tiempo, fuerza, alma y corazón al mundo de la Camellia Sinensis, desde las tea masters dedicadas a la producción primaria (todo aquel proceso de cultivo elaborado previo a la recolección) y secundaria (recolección, procesamiento y empaquetado) como aquellas mujeres enfocadas a la venta, distribución, preparación y educación en torno al té. Les comparto algunos datos importantes:

  • Históricamente, se ha considerado que poseemos mayor atención al detalle, así como habilidades motoras finas más desarrolladas, por lo que la recolección del té en su mayoría la realizan las mujeres. En China y Taiwán me tocó ver este meticuloso trabajo manual por mujeres, mientras que, en Japón, la recolección mecánica con tractor la realizaba la jefa de familia, cuando normalmente esta actividad es realizada por hombres.
Foto: Denisse Díaz
  • En temas de producción primaria, el cuidado de las plantas incluye de enraizamiento, riego, poda y deshierbe, entre otras actividades que requieren de tiempo y muchas horas de arduo trabajo físico al aire libre.
  • La producción secundaria, normalmente la realizan los hombres, sin embargo, muchas tea masters son elegidas para estas tareas, nuevamente por su alta atención al detalle en el momento de marchitar, enrollar, secar, seleccionar y empacar. Esto, aplica mayormente en procesamiento manual y no mecánico.
  • En cuanto a la venta, distribución y educación, hay más mujeres involucradas actualmente. Muchas de ellas son las que se entrenan y perfeccionan en el arte de la preparación y ceremonia del té, las que compiten y representan a sus empresas familiares. Aunque son muy pocas las líderes, dueñas o directoras de dichas empresas.
  • En la mayoría de los polos productores de té, las mujeres cuentan con poco o nada de acceso a la educación. Las labores que desempeñan mayormente son aprendidas de forma empírica.
Foto: Denisse Díaz
  • La industria de producción de té está dominada por hombres. Las mujeres siguen siendo discriminadas y tratadas desigualmente, aunque su mano de obra sea igual a la de los hombres en tiempo, esfuerzo y resultados.
  • El 50% de la mano de obra en la industria del té en Assam, India y Sri Lanka son mujeres, mientras que en Indonesia y Malawi es el 30%.
  • El 22% de la fuerza laboral agrícola en China, es femenina. Mientas que en India es del 54%.
  • En México la mayoría de las empresas de té son lideradas por mujeres.

Cada día hay más apoyo a las actividades agrícolas, por asociaciones como Ethical Tea Partnership y Kenya Tea Development Agency, en donde las mujeres tienen participación, con el fin de recibir educación, capacitación y financiamiento. Sin embargo, el camino hacia la independencia económica y reconocimiento aún es largo. Con esto, no quiero minimizar el trabajo de los hombres para engrandecer el de las mujeres, simplemente hacer notar que somos igual de importantes en la magia que encierra una taza de té.

Foto: Denisse Díaz

El día que como humanidad entendamos que cada uno de nosotros jugamos un papel importante y que el reconocimiento de nuestro trabajo refuerza el empoderamiento como personas, quizás dejaremos de tachar como revoltosas a ese alto porcentaje que históricamente ha sido menospreciado, mal pagado, explotado, ignorado y callado, pero que definitivamente es clave para que cada uno de nosotros, podamos disfrutar esta columna con una taza de té en mano.

Abrazos en taza, Denisse Díaz

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