Si bien es cierto Puebla de Zaragoza es mundialmente famosa por su talavera, que se deja ver en cada rincón de la ciudad, al remitirnos a ella en el ámbito gastronómico nuestro cerebro manda señales de excesiva salivación al recordar sabores como el de su famoso mole, sus tan cotizados chiles en nogada, sus cemitas y sus camotes. Pero ¿habías escuchado hablar de su mole de caderas?
Se trata de un caldo de carne de chivo tradicional de este estado, preparado con chile costeño y guaje, que se sirve en octubre, noviembre y hasta mediados de diciembre, y es un platillo que, sin duda, se debe comer por lo menos una vez en la vida.
La historia de este manjar se remonta a más de 350 años atrás y su origen son las matanzas de chivos que eran para el consumo de los peones en las haciendas de los españoles, quienes trajeron a nuestro país a este animal. Prácticamente era una comida para gente pobre, ya que usaban todas las menudencias; a Puebla llegaban de la costa de Oaxaca y Guerrero los huesos pelones con los que se hacía este caldillo. Después se convirtió en una fiesta que hasta la fecha se celebra en octubre, noviembre y hasta mediados de diciembre, meses en los que los chivos están listos para ser consumidos.
Se trata de todo un festín porque para ellos el chivo es un producto muy preciado que solo se come cada año ya que pasa por un proceso de crianza y preparación. A la fecha esta práctica se lleva a cabo solo en Puebla. Antes, los animales se mataban cortando la yugular, pero ahora se les da un tiro con la finalidad de que no sufran. Previo a todo esto se realiza una misa y aunque no lo creas, tratan a cada chivo con mucho respeto y cuidado y le piden permiso antes de quitarle la vida a través de alabanzas y bailes.
Para probar un exquisito y original mole de caderas, El Mural de los Poblanos se pinta solo; no dejes de probar esta delicia dónde al final chuparás hasta los huesos.
Dónde comer: El Mural de los Poblanos
Dirección: Avenida 16 de Septiembre, Puebla de Zaragoza