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Foto. Canva.

¿Por qué los intolerantes a la lactosa pueden tomar yogurt griego?

Si has estado evitando los productos lácteos, es hora de reconsiderar esta variante

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Si piensas en alimentos saludables y versátiles, el yogurt griego probablemente encabeza tu lista. Su textura cremosa y su sabor ligeramente ácido lo han convertido en una opción popular para el desayuno, meriendas y hasta para recetas culinarias. Pero ¿sabías que este súper alimento puede ser una excelente opción para quienes sufren de intolerancia a la lactosa? Sí, incluso si la leche te causa problemas estomacales, podría ser tu amigo en la lucha contra la intolerancia.

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Primero, un poco de ciencia alimentaria

El yogurt griego se diferencia del yogurt regular en su proceso de producción. Después de la fermentación, el yogutr se cuela varias veces para eliminar el suero, lo que no solo lo hace más espeso, sino que también reduce significativamente su contenido de lactosa. Para tener una idea, una taza de leche contiene aproximadamente 12 gramos de lactosa, mientras que una porción de 6 onzas de yogur griego solo contiene alrededor de 4 gramos. Esta reducción hace que el yogur griego sea mucho más fácil de digerir para quienes tienen una tolerancia limitada a la lactosa. Es rico en proteínas, bajo en carbohidratos y una excelente fuente de calcio y vitaminas. Además, su versatilidad en la cocina lo convierte en un ingrediente perfecto para cualquier comida del día.

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El secreto de la baja lactosa

Durante este proceso, las bacterias activas descomponen la lactosa en azúcares más simples, glucosa y galactosa, que son más fáciles de digerir. Estos microorganismos, conocidos como cultivos vivos o probióticos, no solo ayudan a reducir la cantidad de lactosa en el producto final, sino que también pueden ayudar a mejorar la digestión en general.

Según la American Dairy Association North East, los probióticos presentes en el yogur griego ayudan a digerir la lactosa más fácilmente y pueden contribuir a desarrollar una mayor tolerancia con el tiempo. Esto significa que si consumes yogur griego regularmente, estas bacterias amigables estarán siempre presentes en tu intestino para facilitar el proceso digestivo, ayudándote a evitar los incómodos síntomas de la intolerancia a la lactosa.

Otros lácteos amigables

Existen productos lácteos fermentados como los quesos curados y la crema agria que también contienen menos lactosa que los productos lácteos frescos. La fermentación juega un papel clave en la reducción de la lactosa, lo que hace que estos alimentos sean más manejables para muchas personas con intolerancia.

Además, algunos estudios, como los publicados por la National Library of Medicine, sugieren que las personas pueden aumentar gradualmente su tolerancia a la lactosa consumiendo pequeñas cantidades de productos lácteos regularmente. Aunque la evidencia sobre la efectividad de este enfoque es limitada, puede valer la pena intentarlo bajo la supervisión de un profesional de la salud.

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