Hay muchas creencias respecto a lo hábitos que se deben seguir antes de ir a la cama, en especial los alimenticios; que sí el café, el alcohol o los irritantes. Esta ocasión derribamos mitos y te compartimos tips para dormir como un bebé.
El café te quita el sueño
De acuerdo con The Sleep Company, a lo largo del día el cuerpo consume mucha energía y hace que la adenosina, un nucleósido del cuerpo, se produzca y aumente la concentración.
“Al unirse a ciertos receptores, la adenosina apaga las áreas que inducen la vigilia del cerebro y simultáneamente aparece áreas que inducen el sueño. La cafeína también se le conoce como la antagonista de la adenosina porque ejerce un efecto energizante”, menciona.
Así pues, la cafeína puede afectar en varios niveles como la reducción del sueño profundo o la calidad del sueño; sin embargo, a decir de los especialistas, esto no se aplica universalmente a todos, el efecto y la duración de la cafeína varía mucho entre los individuos.
La realidad es que sí, el café apoya el estado de alerta y contrarresta los mecanismos que inducen el sueño, pero cuánto dura el efecto, depende: para algunos, la ingesta por la tarde ya puede interferir con el sueño por la noche, pero hay quienes todavía pueden beberlo después de la cena sin experimentar ningún problema para dormir.
Alcohol y ronquidos
Por su parte, especialistas del Hospital Houston Methodis, mencionan que aunque tomar una copa por la noche puede parecer una buena forma de relajarse antes de acostarse, el alcohol en realidad interrumpe el sueño.
“El alcohol deprime tu sistema nervioso central y relaja excesivamente sus músculos. Cuando los músculos de la garganta se relajan durante el sueño, las vías respiratorias se estrechan y roncan”.
Aún hay más
Hay un par de consejos más por parte de la Clínica de Trastornos del Sueño de la UNAM y la World Sleep Society,
-No consumas alcohol (4 horas antes) y evita la cafeína (6 horas antes); esto incluye café, té, refrescos y chocolate
– Evita la ingesta excesiva de líquidos y alimentos irritantes antes de dormir
Sueño y obesidad
“La vigilia sin descanso adecuado suele asociarse a enfermedades como la hipertensión arterial sistémica, alteraciones cardiovasculares y modificación de patrones hormonales que pueden elevar la ingesta de alimentos y suprimir la voluntad de hacer ejercicio, lo cual puede traducirse en dos padecimientos muy extendidos en el país: obesidad y diabetes”, exorta Ulises Jiménez Correa, de la Clínica de Trastornos del Sueño (CTS) de la Facultad de Medicina de la UNAM.
Por otro lado, se cree que las personas que no duermen bien y despiertan sin un buen descanso, prefieren alimentos que contienen más carbohidratos; el cansancio físico tras el insomnio hace que los niveles de algunas hormonas que generan saciedad (como la leptina) bajen y por eso despietrs con gran apetito.
“Si la leptina está alta, dejamos de comer porque ya no se nos antoja nada, pero si está baja, sentimos hambre. En algunos estudios se han medido los niveles de esa hormona en la sangre, y se ha visto que están muy bajos después de una mala noche de sueño”, menciona para el sitio Dgcs de la UNAM, Carolina Escobar, investigadora del Departamento de Anatomía de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM.
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