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Qué le falta a tu cuerpo cuando tiene antojos de comida chatarra y cuál es la solución

¡No es gula! Te contamos cómo darle fin a los antojos de comida chatarra

¿A quién no le ha pasado? Estás trabajando, viendo una serie o simplemente aburrido, y de repente aparece ese deseo casi incontrolable por un pedazo de pan calientito, un chocolate o una bolsa de papas fritas. Pero, ¿alguna vez te has preguntado por qué tu cuerpo te pide eso y no otra cosa?

Aunque no lo creas, no es gula. Muchas veces esos antojos esconden necesidades reales del cuerpo, desequilibrios, emociones o incluso falta de ciertos nutrientes. La buena noticia es que no se trata de vivir a dieta o de resistir todo el tiempo, sino de aprender a escuchar lo que tu cuerpo realmente quiere, y darle opciones más nutritivas.

Te contamos qué hay detrás de los antojos más comunes y cómo calmar esa vocecita interior.

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Desequilibrios en el azúcar en sangre

Los antojos intensos por carbohidratos refinados (como pan blanco o productos de pastelería) suelen estar ligados a fluctuaciones rápidas en los niveles de glucosa. Cuando comemos azúcares simples, se genera un pico de energía que luego cae bruscamente, lo que nos deja con hambre, y con ganas de más azúcar.

Según la Clínica Mayo, estos “sube y baja” provocan más antojos y fatiga, creando un círculo difícil de romper. La solución está en optar por carbohidratos complejos, que liberan energía de forma sostenida.

Reemplazo saludable: Intenta con pan integral o de centeno, camote asado o un bowl de avena con frutas. Aportan carbohidratos complejos que estabilizan la glucosa sin provocar picos.

La Clínica Mayo sugiere priorizar cereales integrales para mantener niveles estables de energía y controlar el hambre emocional.

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Deficiencia de nutrientes como magnesio o triptófano

¿Antojo de chocolate? Podría ser tu cuerpo pidiendo magnesio. Este mineral es esencial para la función nerviosa y muscular, y participa en más de 300 procesos enzimáticos.

En una publicación de Harvard Health, se menciona que la falta de magnesio puede generar irritabilidad, insomnio y también antojos por alimentos ricos en este mineral.

Además, las ganas de consumir harinas o comidas reconfortantes pueden estar ligadas a bajos niveles de triptófano, un aminoácido que ayuda a producir serotonina, la hormona del bienestar.

Reemplazo saludable: Elige chocolate amargo (mínimo 70%), que tiene menos azúcar y más antioxidantes. También puedes consumir semillas de calabaza, avena o plátano, todos ricos en magnesio.

Harvard School of Public Health recomienda el chocolate negro en pequeñas porciones por sus beneficios cardiovasculares y su efecto saciante.

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Estrés y emociones no resueltas

Muchas veces, el hambre no está en el estómago sino en la cabeza. El estrés, la ansiedad o incluso el aburrimiento pueden hacernos buscar alimentos que actúan como “recompensa emocional”.

De hecho, un artículo de Cleveland Clinic explica que el estrés crónico aumenta los niveles de cortisol, una hormona que potencia el deseo por alimentos altos en grasa y azúcar como mecanismo de consuelo.

Reemplazo saludable: Intenta con chips de kale o zanahoria al horno, palomitas de maíz sin mantequilla o almendras tostadas sin sal. También puedes armarte un mix de frutos secos con semillas.

Cleveland Clinic recomienda los frutos secos por su combinación de grasas buenas, fibra y proteína, que ayudan a controlar el apetito sin caer en excesos.

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Desequilibrio en la microbiota intestinal

Lo que pasa en el intestino afecta más de lo que creemos. Algunas bacterias que habitan nuestra microbiota prefieren alimentarse de azúcares simples, y cuando están desbalanceadas, pueden influir en nuestros antojos.

Un estudio publicado en Frontiers in Psychology sugiere que la salud intestinal juega un papel clave en la regulación del apetito y las decisiones alimentarias.

Reemplazo saludable: Ten a la mano frutas dulces como mango, uvas o dátiles, que satisfacen naturalmente el antojo. También funcionan los yogurts naturales con fruta o postres caseros con cacao y avena.

Según American Heart Association, la fruta fresca es una forma natural de satisfacer el deseo de dulce sin recurrir al azúcar agregada.

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Dietas demasiado restrictivas

Cuando llevamos una alimentación muy estricta o cortamos grupos enteros de alimentos (como los carbohidratos), el cuerpo y la mente tienden a rebelarse. Es normal que aparezcan antojos intensos tras varios días de “privación”.

Según la Asociación Americana de Psicología, las restricciones alimentarias pueden incrementar el deseo por ciertos alimentos prohibidos, lo que termina en atracones o pérdida de control.

Reemplazo saludable: Primero, toma un vaso de agua o una infusión caliente. Si el hambre sigue, opta por un snack saciante: hummus con bastones de verdura, un puñado de nueces o una tostada con aguacate.

Registered Dietitians de WebMD recomiendan tomar agua antes de picar algo, ya que muchas veces se confunde la sed con el hambre.

Clave final: no es prohibir, es reemplazar

Escuchar el cuerpo no significa ceder a todos los impulsos, sino entender qué está necesitando y buscar formas saludables (y ricas) de nutrirlo. Comer bien no tiene por qué ser aburrido, ni mucho menos una batalla constante.

Como afirma la nutricionista Jessica Cording, en Healthline, “no se trata de tener fuerza de voluntad infinita, sino de tener a mano mejores elecciones”.

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