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Pregunta del millón: Cómo comprar comida saludable

Revisa tus productos, cambia un par de hábitos y notarás la diferencia. Porque comer sano no es privarse, sino elegir bien

¿Comer sano? Ufff. Solo leer esa frase puede hacer que más de uno corra al fondo del refri a abrazar su pizza congelada. Porque para ser sinceros, la idea de alimentarse “saludablemente” todavía suena, para muchos, como un castigo autoimpuesto que involucra lechuga sin aderezo, galletas de cartón y mirar con resentimiento el pan dulce. Pero… ¿y si te dijéramos que no tiene por qué ser así?

Comer sano no se trata de castigar tus papilas gustativas ni vaciar tus tarjetas en un mercado orgánico hipster. Se trata de hacer elecciones informadas, saber leer una etiqueta y, sobre todo, evitar caer en mitos alimentarios que la cultura pop ha repetido hasta el cansancio. Aquí te decimos cómo lograrlo, con respaldo de la ciencia (sí, la de Harvard) y sin que te conviertas en ese amigo que lleva zanahorias a la fiesta.

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Prepárate para ver más allá del empaque

La industria alimentaria es experta en disfrazar productos altos en sodio, azúcar o grasas saturadas como si fueran opciones “light”, “naturales” o “fit”. Por eso, leer etiquetas es más importante que leer horóscopos antes de una cita.

Eric Rimm, profesor de epidemiología y nutrición de la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de Harvard, sugiere que incluso si eres de esas personas que come lo mismo todos los días (arroz, pechuga, atún, repetir), lo fundamental es asegurar que esos productos contengan nutrientes reales y no montañas de ingredientes indeseables.

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Adiós al exceso de sodio 

Según la FDA, deberíamos consumir máximo 2,300 mg de sodio al día. Pero el mexicano promedio, y en especial los hombres, suelen pasarse por unos 1,200 mg extra. ¿Por qué importa esto? Porque más sodio en tu sangre hace que los riñones retengan agua, lo que puede elevar la presión arterial y, con el tiempo, disparar el riesgo de enfermedades cardiovasculares.

Tips de compra:

-Elige versiones bajas en sal de productos enlatados, galletas o sopas.

-Incluso el pan puede ser una fuente sorpresiva de sodio. Prefiere aquellos con menos de 150 mg por porción.

-¿Amas los cacahuates? Opta por los sin sal añadida. Tu corazón lo agradecerá.

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El poder subestimado de la fibra 

La fibra no solo te ayuda a ir al baño con dignidad, también regula el colesterol, protege tu corazón y reduce el riesgo de diabetes. Harvard Health sugiere que los hombres mayores de 50 años deberían consumir al menos 30 gramos al día. ¿La realidad? La mayoría apenas alcanza la mitad. Rimm lo resume así: “Hay dos tipos de fibra, y necesitas ambos”. Es decir:

-Fibra soluble (avena, manzanas, lentejas): ayuda a reducir el colesterol.

-Fibra insoluble (trigo integral, zanahorias, nueces): favorece el tránsito intestinal.

Tips de compra:

Llena tu carrito con frutas, verduras, legumbres, semillas y cereales integrales.

-Una dieta rica en plantas enteras y mínimamente procesadas suele cumplir los niveles necesarios sin necesidad de suplementos mágicos.

Azúcar añadida

El problema no es solo lo dulce, sino lo oculto. Muchos productos “sanos” como yogures, barras de cereal o incluso aderezos, están cargados de azúcares añadidos que no ves a simple vista. La etiqueta puede decir “azúcar de caña evaporada” y eso suena exótico, pero sigue siendo azúcar. La clave está en los nombres. Según The Nutrition Source de Harvard, los alias más comunes del azúcar incluyen: agave, jarabe de maíz, dextrosa, azúcar de coco, cristales de caña… Si parece nombre de poción, probablemente es azúcar.

Tips de compra:

-Una cucharadita equivale a 4 gramos. Así que si tu granola dice “12 g de azúcares añadidos”, piensa en 3 cucharaditas escondidas.

-Ojo con el tamaño de la porción. A veces una porción minúscula parece sana, pero en la vida real nadie se come solo “media barra”.

Comer para desinflamar 

La inflamación crónica no es algo que sientas como dolor, pero sí puede arruinarte lentamente desde dentro. Está vinculada con enfermedades cardiovasculares, diabetes y hasta ciertos tipos de cáncer. ¿Y la mejor medicina? Tu carrito del súper.

La guía “Alimentos que combaten la inflamación” de la Facultad de Medicina de Harvard desmonta varios mitos comunes como que el aceite de coco es antiinflamatorio o que los frijoles “inflaman” y recalca que:

-Los tomates, frijoles, cereales integrales y aceite de canola no solo no inflaman, sino que pueden ayudar a reducir procesos inflamatorios.

-El consumo regular de omega-6 (pescado, aceites vegetales, nueces) puede tener un efecto antiinflamatorio, contrario a lo que afirman muchas dietas restrictivas.

Tips de compra:

-Evita alimentos ultra procesados, ricos en carbohidratos refinados y grasas trans.

-Llena tu alacena de frutas de colores intensos, verduras, pescados grasos, semillas y cereales enteros.

La salud empieza en el carrito del supermercado. Comprar comida saludable no es solo una elección moral, estética o pasajera, es una inversión a largo plazo en tu bienestar físico y mental. La clave está en informarte, leer etiquetas con ojo crítico y no dejarte seducir por empaques “fit” o mitos de Instagram.

Hazlo fácil, hazlo sabroso y, sobre todo, hazlo con intención. Comer bien no es para unos pocos; es para todos los que decidan que su cuerpo merece algo mejor que colorantes, sal excesiva y azúcar disfrazada.

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