Consumir lácteos puede traer malestares y síntomas que tienden afectar la calidad de vida de las personas, sobretodo en la adolescencia y en la trascendencia a la adultez, según explicó a Aderezo, la nutrióloga Ana Martínez.
¿La razón?, es que cuando somos bebés nuestra alimentación está basada únicamente en leche, sea materna o fórmula, por lo que nuestro cuerpo la digiere de forma natural, sin embargo, cuando vamos creciendo ya no consumimos lácteos habitualmente, por lo que la enzima llamada lactasa, no la estamos produciendo y es cuando aparece la intolerancia.
“La intolerancia tiene que ver con una mala absorción de la lactasa en nuestro cuerpo, debido a que el intestino delgado no produce suficiente cantidad de esta enzima y digamos que la manda directa sin digerirla, es ahí cuando comienzan los malestares incómodos como la inflamación o los gases”, añadió la experta.
Tipos de intolerancia a la lactosa
- Congénita: Surge desde el nacimiento por la mutación en el gen de la lactasa, provocando que esta sea mínima o nula.
- Primaria: Es la más común, ya que se produce una pérdida progresiva de la producción de lactasa, por ello, llegamos a cierta edad en la que consumir productos lácteos genera grandes estragos en el cuerpo.
- Secundaria o adquirida: Es provocada por un daño intestinal temporal que reduce la actividad de la lactasa, pero tiende a ser reversible.
¿Qué leche tomar si eres intolerante a la lactosa?
Hoy en día, existen un sinfín de opciones de leches o bebidas vegetales que nos ayudan a prevenir la inflamación, tienen una sensación ligera y tienen un buen aporte nutricional, al de los productos lácteos como calcio, vitamina D, proteínas y riboflavina.
- Avena: Ayuda a regular el tránsito intestinal, brinda saciedad y combina con alimentos dulces y salados por su sabor neutro.
- Almendra: Es rica en vitaminas y minerales, y por lo regular contiene calcio, vitamina D y proteínas agregadas. “Es una leche que tiene bajos niveles de azúcar, por lo que es la que se consume popularmente, además de que es ligera”.
- Macadamia: Neutraliza la formación de radicales libres, reduce el riesgo de padecer osteoporosis y ayuda a tener un mayor control del peso. “Este tipo de leche no es tan común escucharla, pero es ideal para hacer bebidas como los lattes”.
- Coco: Es una gran fuente de vitaminas C, E, B1, B3, B5 y B6, y de minerales posee una gran cantidad de hierro, sodio, magnesio y, sobre todo, calcio.
- Soya: Reduce los niveles de colesterol, controla la diabetes y ayuda a fortalecer los huesos. “Este tipo de leche es la más parecida a la leche de vaca”, dijo Martínez.
Así como estos sustitutos para la leche, puedes encontrar quesos, cremas, aderezos y yogurt veganos, libres de lácteos que sus sabores pueden llegar a ser iguales a los de origen animal sin los estragos que estos pueden ocasionar en tu cuerpo.
“Todas son una buena alternativa para aquellas personas que buscan seguir consumiendo lácteos pero de una forma más saludable, además de que también hay presentaciones con bajos niveles de azúcar y calorías”, concluyó.
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