Si te suena familiar, probablemente seas parte del club del pantalón que ya no cierra. La “pancita chelera” es uno de esos misterios que acechan a muchos conforme avanza la edad: ¿es realmente la cerveza la responsable de ese bulto abdominal?, ¿por qué les pega más a los hombres?, ¿cuántas chelas son demasiadas? y, más importante aún, ¿cómo disfrutar sin terminar con forma de barril? La cerveza sí influye, pero no está sola en este crimen metabólico. Aquí la autopsia completa del asunto.
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¿Existe realmente la “pancita chelera”?
El término no tiene origen médico, pero es popular porque describe muy bien ese abdomen redondeado y prominente que suelen desarrollar muchos hombres. Según Harvard Health Publishing, el problema real no es el volumen en sí, sino el tipo de grasa que se acumula, la visceral, que se deposita entre los órganos del abdomen y puede incrementar el riesgo de enfermedades graves como diabetes tipo 2 y afecciones cardíacas.
Aunque históricamente se ha vinculado esta pancita con el abuso de la cerveza, la mayoría de los hombres con “panzas cheleras” no son alcohólicos ni beben en exceso. Entonces, ¿qué la causa?
La culpa compartida: calorías, azúcar, sedentarismo
Desde hace décadas, los mensajes de salud pública nos empujaron a consumir productos “bajos en grasa”, pero con alto contenido de azúcares y carbohidratos simples. Esto, sumado a la vida sedentaria moderna, disparó los índices de obesidad abdominal en hombres, como explica el doctor Howard LeWine de Harvard.
Aquí entra la cerveza, una bebida con más de 150 calorías por lata, que además estimula el apetito y disminuye el autocontrol. Según el Dr. Daniel Allan, de Cleveland Clinic, la cerveza contribuye al aumento de peso general y a decisiones alimenticias menos saludables —hola, tacos de pastor de las 2 a.m.—.
Pero eso no es todo, el alcohol interfiere con la quema de grasa, ya que el hígado le da prioridad a metabolizar el alcohol antes que a las grasas almacenadas. Resultado, lo que consumes, se guarda como “reserva” justo en el abdomen.


¿Por qué les afecta más a los hombres?
Según estudios revisados por la National Library of Medicine, los hombres tienen una mayor tendencia genética a acumular grasa visceral en comparación con las mujeres. Esto se debe a la producción más alta de quilomicrones (moléculas transportadoras de grasa) y a diferencias hormonales que favorecen una forma de cuerpo en “manzana” o “androida”.
En cambio, las mujeres —especialmente antes de la menopausia— tienden a almacenar grasa subcutánea (menos peligrosa) en glúteos y muslos, lo que les da una figura tipo “pera” o “ginoide”.
Además, los hombres producen lipoproteínas más grandes, lo que facilita que la grasa se acumule directamente en el abdomen. Esta grasa, cuando es dura al tacto, indica altos niveles de grasa visceral, una de las más peligrosas metabólicamente.
Si la panza ya se puso dura
El problema no es solo estético. Como detalla un artículo de Men’s Health, una “pancita” que se siente dura y firme es señal de que no estamos hablando de grasa subcutánea que simplemente cuelga, sino de grasa visceral compacta, la más relacionada con enfermedades cardiovasculares y metabólicas.
El profesor Jean-Pierre Després advierte que tener este tipo de abdomen es “como cargar una bomba de tiempo en el cuerpo”. Incluso hay estudios que muestran que una persona con peso normal pero con grasa abdominal acumulada tiene mayor riesgo de morir por enfermedades cardíacas que alguien con sobrepeso generalizado pero sin panza prominente.
¿Cuántas chelas son muchas chelas?
Las guías de consumo moderado dicen que:
Hombres: máximo 2 bebidas alcohólicas al día
Mujeres: máximo 1 al día
Pero eso no significa que debas beber diario. El punto es que si acumulas más calorías de las que quemas (y menos aún si comes mal y te la pasas sentado), esa pancita va a crecer… con o sin cerveza. Una o dos cervezas a la semana pueden ser parte de un estilo de vida saludable siempre y cuando tu alimentación y actividad física estén equilibradas.
Cuándo es gusto y cuándo mal hábito en la chela
Disfrutar una buena chela artesanal, una reunión entre amigos o un partido no es un problema. Lo que sí lo es:
-Beber más de tres días por semana
-Sentir que no puedes parar en la segunda
-Usar el alcohol para lidiar con el estrés
-Tener cambios en el cuerpo (como inflamación, cansancio o sueño deficiente) sin explicación clara
Ahí es cuando la pancita deja de ser un gusto culposo y empieza a convertirse en un riesgo real para tu salud.
Cómo evitar el barril y seguir disfrutando
– Opta por versiones light o sin alcohol.
-Evita comer ultraprocesados mientras bebes. Prefiere proteínas y vegetales.
-Actívate. Caminar 30 minutos al día y hacer fuerza 2 veces por semana es una gran inversión.
-Duerme bien. El descanso regula las hormonas del hambre y saciedad.
-Mide tu cintura. Un perímetro mayor a 102 cm en hombres y 88 cm en mujeres indica alto riesgo.