Los frijoles son considerados un “superalimento” por los nutriólogos debido a su alta densidad de nutrientes, beneficios para la salud, y versatilidad en la dieta.
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Según un estudio de la Conabio de 2020 llamado Qué nos aportan los frijoles, son un alimento denso en nutrientes, protector contra enfermedades y sostenible, lo que los posiciona como un superalimento tanto en términos de salud personal como de impacto global.
Por ese motivo son una excelente fuente de proteínas, lo que los convierte en un sustituto adecuado de la carne en dietas vegetarianas o veganas. Su alto contenido de fibra ayuda a mantener la salud digestiva, regula el colesterol y controla los niveles de azúcar en sangre.
Además son ricos en hierro, potasio, magnesio y vitaminas del grupo B, esenciales para funciones como la producción de energía y el fortalecimiento del sistema nervioso.
En general contienen compuestos bioactivos, como antioxidantes y flavonoides, que combaten el estrés oxidativo y reducen el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Por otro lado, su fibra soluble ayuda a reducir los niveles de colesterol LDL (“malo”) y mejorar la salud del corazón.
Tienen un índice glucémico bajo, lo que significa que liberan energía de manera gradual. Esto es especialmente beneficioso para personas con diabetes o quienes buscan mantener estables sus niveles de azúcar en sangre.
La fibra dietética del frijol contiene celulosa y hemicelulosa, que previenen la constipación y generan su bajo índice glucémico.
Además de la fibra, contiene algo que todos los mexicanos conocemos: aproximadamente dos gramos de azúcares complejos fermentables, principalmente rafinosa y estaquiosa, que, si bien se han considerado indeseables por los problemas de flatulencia asociados, se ha indicado recientemente su relación con la prevención de enfermedades, entre ellas cáncer de colon.
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Es posible eliminar esos azúcares raros si el frijol se remoja la noche anterior a cocerlos y se descarta el agua de remojo. El frijol también contiene una fracción de almidón resistente a la digestión, con un efecto similar al de la fibra soluble (disminución de la síntesis hepática del colesterol).
En la milpa también hay beneficios de la complementación maíz-frijol, ya que el frijol provee al maíz de compuestos nitrogenados aprovechables por sus raíces pues las leguminosas, gracias a su asociación con bacterias, pueden fijar el nitrógeno atmosférico y mejorar los suelos donde se cultivan.